Anahí González, una madre cuyo hijo se formó durante seis meses en la escuela de Vasquinho, de la ciudad de Portao (Brasil) quiso comentar la vivencia de su hijo de 15 años en el club y, según ella, no cree en la denuncia de explotación laboral, donde se rescataron a 12 compatriotas y brasileños de entre 14 y 17 años.
“Ellos (los paraguayos) sólo recibieron fotografías de los cuadernos de sus compañeros para copiar el material, sin ninguna supervisión docente, lo que indica un probable bajo rendimiento académico, si es que este tipo de enseñanza llega a ser oficialmente por el sistema educativo paraguayo”, habían comunicado desde el propio Ministerio de Trabajo de Brasil.
Al respecto, doña Anahí indicó que su hijo viajó en agosto, con contrato de un representante. Aseguró que el lugar era adecuado para los adolescentes y que dormían entre máximo tres personas. Eso sí, cada grupo le tocaba realizar la limpieza.
“No sé cuál sería la denuncia de explotación, porque si es por limpieza, es algo que no me parece grave. En cuanto a la educación, mi hijo recibía clases online y tenía tareas. Si no entregaba, no entrenaba, esa era la condición”, explicó.
La madre comentó además que su hijo le llegó a mostrar las instalaciones y estaban en perfecto estado. Tuvieron varios torneos donde varios ojeadores (busca talentos) llegaron a seleccionar a sus compañeros.
“También le dejaban participar en misas o culto, según su religión. La comida se encargaba el club. El entrenador vivía al lado de la casa donde estaban los jugadores, con su esposa e hija”, detalló.
Su hijo, que ahora tiene 16, volvió a nuestro país en las vacaciones de diciembre y ya no viajó, pero por cuestiones personales con el representante, no con el club.
Indicó que lograron ir mediante una invitación que llegó a la escuela de fútbol de San Alberto (Alto Paraná), y su hijo quedó seleccionado para la formación.
Otros testimonios
En Instagram, la cuenta de la escuela de fútbol @vaasquinho_/ realizaron varios posteos con testimonios de otras familias paraguayas, también de San Alberto lamentando la intervención de esta institución. Aseguraban que hacían las tareas y estudiaban de forma online y lamentaron que los sueños de sus hijos hayan quedado en pausa debido a la intervención.
No tenían contrato, según las autoridades
Según las investigaciones del Ministerio Público y la Policía Federal brasileña, 12 menores formaban parte de un programa de entrenamiento orientado al deporte de alto rendimiento, siendo evaluados por empresarios, con intención de venderlos a los clubes, pero supuestamente no cumplían con las normas brasileñas: no contaban con contratos de formación deportiva ni contratos especiales de trabajo deportivo.
Carlos Antonio da Silva (53), presi del centro afirmó los padres les llevan a sus hijos para que sean “pulidos” y puedan entrar al mercado.