Bernardo Giménez, de 30 años, trabajó durante un año y diez meses en la estancia Ruris, ubicada en la zona de La Patria, en el Chaco.
Todo marchaba bien hasta que el mes pasado pidió permiso a su patrón para viajar a Paraguarí, donde su esposa estaba internada por complicaciones de salud.
Según relató a EXTRA, su pareja, de 28 años, también trabajaba en la misma estancia y fue operada tres veces por un problema de quistes de ovario.
En la última operación, su estado se agravó, y Bernardo decidió pedir permiso y un adelanto de sueldo para poder ayudarla.
“Le llamé y le pedí permiso porque mi señora estaba muy mal, y él me respondió: ‘¿Vos acaso sos doctor para ir al hospital?’”, recordó Bernardo.
Aun así, su patrón accedió a darle el permiso y le prometió enviarle el dinero una vez que llegara a Paraguarí, pero cuando lo hizo, el hombre dejó de responderle los mensajes y las llamadas.
Le acusaron de ladrón
Días después, el trabajador recibió una notificación en la que lo acusaban de haber abandonado su puesto y de haber robado 57 animales. Por esa supuesta falta, no le pagaron ni su indemnización ni su aguinaldo.
Su esposa también terminó afectada. Tras cumplir el reposo médico de su primera cirugía, le habían prometido que podría volver a su puesto, pero cuando quiso hacerlo, la dejaron en visto y tampoco le pagaron lo que le correspondía.
El hombre aseguró que no es el único en esa situación. Otros exempleados le contaron que el mismo patrón ya había hecho falsas acusaciones contra varios trabajadores para despedirlos sin pagarles.
“Por culpa de eso, ahora no puedo ni vender asadito en la esquina”, comentó.
Bernardo hizo público su caso mediante el periodista Reinaldo Gayoso y presentó su denuncia ante el Ministerio de Trabajo, aunque teme que, sin dinero, su caso no avance.
Otro caso reciente
Paul Ever Cáceres, funcionario del puerto privado de San Antonio, denunció que fue echado el 9 de octubre pasado luego de que la empresa afirmara que dio positivo a cocaína en un test de orina. Según contó, jamás le entregaron el resultado ni le permitieron ver la supuesta prueba.
Tras ser despedido, él mismo se realizó dos análisis toxicológicos, que dieron negativos, según dijo. Con 17 años de antigüedad perdidos, Cáceres fue al Ministerio de Trabajo para exigir una mediación, pero la empresa ni siquiera respondió notificaciones.