La felicidad no le cabía en el rostro a Carol Reffel Sánchez (44) cuando se recibió de profesora hace más de 20 años.
Soñaba con enseñar en una escuela, tener su aula, sus alumnos, su propio rubro. Pero la realidad fue dura con ella. No era ninguna “nepo”.
Hoy es conocida como la profe chipera, porque desde hace un año y medio recorre las calles de Villarrica en su moto vendiendo chipas y cocido para poder ayudar en su casa.
“Hace 20 años que estoy esperando un bendito rubro y hasta ahora nada. Solo hago reemplazos y enseño de manera particular”, contó a EXTRA.
Carol es profesora de Matemática, de Educación Escolar Básica, de Nivel Inicial, y también enseña en primer, segundo y tercer ciclo, incluso a jóvenes y adultos. También es maestra mochilera. A pesar de todo eso, sigue sin un trabajo estable.
El golpe más fuerte fue hace unos años, cuando falleció su papá. Como es la mayor de cuatro hermanos, se hizo cargo de su mamá, que quedó viuda. “No podía quedarme de brazos cruzados, necesitaba llevar un ingreso a la casa, por eso empecé a vender chipas”, explicó.
Desde las 5:00 ya está en pie, y a las 6:30 sale a la calle con su moto y un parlante que va anunciando que “la profe chipera” está por la zona. Por las mañanas vende unas 50 chipas calentitas, recién salidas del horno, y como yapa da cocido gratis. Por la tarde vuelve a salir y vende entre 40 a 45 unidades.
Examen
Cada chipa cuesta G. 3.000 y las retira de una conocida chipería de la zona. “Los clientes ya me conocen, saben a qué hora paso. Algunos ya me esperan o me piden por mensaje y les llevo sin problema”, dijo El próximo 20 de agosto debe presentarse a rendir una vez más. Tiene fe en que esta vez podrá cumplir su sueño de tener rubro. “Es lo que más deseo. Quiero enseñar, quiero trabajar de lo que estudié”, afirmó esperanzada.