El típico asado paraguayo tiene un formato cada vez más pedido. Es bien rojo y jugoso, aunque para muchos suene espeluznante.
“Depende de la carne, uno al mirar sabe en qué momento se cocina todo”, dijo el mozo y parrillero asunceno Fidelino Ledesma.
Señaló que su estrategia es dividir la carne en tres grupos, para servir a los que les gusta la carne bien roja, a punto, o bien cocido.
“Depende también de tu fuego, de la mano del parrillero. Bien tranquilo, lento y no apurarse”, comentó a EXTRA.
El debate inició días atrás cuando el periodista Mili Brítez mencionó en Twitter que quedó impactado con la imagen de un plato rojo de asado.
“En serio, ¿alguien come así la carne?”, preguntó. Ledesma indicó que el 40% la quiere así.
Toxinas
Por su parte, el internauta Alejandro Cabrera mencionó que solamente algunos cortes se pueden servir “rojos”. “Por ejemplo picaña, colita de cuadril, lomo, lomito o bife de chorizo. Aquellos por donde no hay tránsito de sangre sucia”, aclaró.
Sin embargo, en la cocina no hay un punto medio, señaló el parrillero Alcibiades Benítez, quien sirve asados ahumados rojos pero bien cocinados.
Explicó que su parrilla hace que el fuego no le vaya directo a la carne ni que gotee sobre el carbón. Eso hace que no tenga gusto a carbón.
“Algunos le dan vuelta y comen semi crudo, rojo. Hasta donde sé hace daño pero la gente come”, mencionó.
El animal ya se desangró, aclaran
Sergio Ayala, parrillero de Asunción, invitó a la gente a probar otras versiones más allá del típico asado cocinado por completo.
“Cuanto más rojo está, tiene más sabor real y, a medida que se va cocinando, desaparece, pero es cuestión de gustos”, dijo. Explicó que el jugo del asado rojo no es sangre sino una proteína llamada mioglobina porque el animal ya se desangró colgado en el frigorífico.