Trabajan más de 8 horas, no tienen una oficina y mucho menos conocen de feriados o domingos, brindan servicios las 24 horas del día, los 365 días del año.
Son 5 mujeres y 1 varón, todos licenciados en enfermería, que deben cruzar peligrosos arroyos y caminar kilómetros para llegar a los asentamientos y llevar atención médica a los más vulnerables. Ellos son Sabina Zayas, Ramona Benítez, Liliana Sosa, Silvina Cabrera, Perla Villalba y Luciano Aranda.
Sabina es la encargada de la Unidad de Salud Familiar del distrito de Itapúa Poty, contó que la lucha conlleva mucho sacrificio. “Es difícil nuestro trabajo porque la mayoría somos mujeres, hay lugares donde solo a pie podemos llegar”, relató.
Añadió que uno de los obstáculos más preocupantes son los casos de urgencia, ya que el puesto de salud se encuentra a 170 km del Hospital Regional de Encarnación y el centro asistencial más cercano está a unos 70 kilómetros del lugar. Actualmente, el distrito no cuenta con ningún médico. Los funcionarios deben dividirse para abarcar la extensa zona, que cuenta con cerca de 5.500 habitantes.
Pago
Solo Zayas, Aranda y Benítez cuentan con un salario del Ministerio de Salud, el resto recibe un sueldo de G. 1.500.000 cada dos o tres meses del Consejo de Salud dependiente de la Municipalidad. Para movilizarse cuentan con solo tres motos, dos de los cuales ya están es pésimas condiciones, según señalaron.