Temblando como una hoja y con sus orejitas caídas, estaba Prince, una perrita de apenas dos años, que viajó en un helicóptero de la Fuerza Armada para llegar a su casa, luego de casi 15 días lejos de su hogar, ubicado en Fortín Tte. Martínez, departamento de Boquerón, Chaco.
Su dueña, la profe Luz Aide Cáceres, contó a EXTRA que antes de Semana Santa viajó con sus dos hijas, de 5 y 8 años, y su perrita, desde Fortín Teniente Martínez hasta su querido valle Tava’i, Caazapá (Más de 800 kilométros). Pero lo que no imaginaron fue que, debido a las intensas lluvias, la vuelta sería una odisea.
Luz, que enseña hace tres años en la zona chaqueña, llamaba todos los días al intendente de Teniente Martínez para saber si ya se podía transitar, pero la respuesta siempre era: “Sigue lloviendo”.
Sin embargo, el viernes le avisó que al día siguiente (sábado), la Secretaría de Emergencia Nacional, con ayuda de las Fuerzas Armadas, iba a llevar víveres en helicóptero a los pobladores.
“Era la oportunidad perfecta para regresar, entonces le avisé a otros dos docentes, uno de Horqueta y otra de Tava’i, y nos fuimos hasta Mariscal Estigarribia”, recordó.
No quería subir
Sin pensarlo dos veces, los docentes subieron, pero Prince, quien solo está acostumbrada a viajar en auto, no quería subir al helicóptero, pues le tenía miedo.
“Estaba tan asustada que el piloto pilló y apagó el motor para que pudiera subir. Después le agradecí por su consideración”, dijo la entrevistada.
La escena quedó grabada en un tierno video donde se ve a Prince temblando de miedo, con la mirada fija en la ventanilla del helicóptero. Entró en la categoría de “jagua helicóptero”. Durante el vuelo, la perrita no se despegó de su dueña. Luz la abrazó fuerte diciéndole palabras de cariño para calmarla, como: “Ya vamos a llegar, ya vas a estar en casa”, dijo la profe.
Quiso correr
Al momento de bajar, la perrita quiso salir corriendo de la emoción, y en eso hizo que la profe Luz terminara con los pies dentro de un charco de agua. “Ahora ya estamos en nuestra casa y, aunque el agua todavía rodea todo, mi casa y la escuela donde enseño siguen secas. La nueva lucha ahora es contra los ‘invasores’ que trae la crecida: como víboras, alacranes y ciempiés gigantes, que intentan meterse en las piezas. Para espantarlos, usamos creolina”, contó.