La policía allanó el entrenamiento del club; los jugadores fueron liberados horas después, no así los directivos (foto: Cape CF/Facebook)
Los jugadores paraguayos detenidos el viernes junto a directivos de un club de Alicante vivían en condiciones espantosas, solo les daban de comer arroz con algo de pollo y los vecinos tuvieron que ayudarles con comida y ropa, según publica el diario deportivo As; además consigna que algunos compatriotas pudieron escapar.
Todo se destapó en la tarde del viernes cuando fueron detenidos 13 integrantes del Calpe CF de Alicante; nueve de ellos son futbolistas, la mayoría paraguayos; los cuatro restantes son directivos y entre ellos se encuentra el propio presidente del club.
El allanamiento se realizó durante el entrenamiento en plena cancha y posteriormente la policía también revisó las viviendas de los detenidos en busca de pruebas y documentos. Están acusados de violar la ley de extranjería y delitos contra los derechos de los trabajadores: supuestamente el club fraguaba contratos para favorecer la inmigración ilegal. Los 9 futbolistas fueron liberadoshoras después del procedimiento.
Según la publicación de AS, firmada por el periodista David Esteve, la situación del club ya era extraña desde el verano pasado, citando como fuente a un exjugador del equipo. Los chicos, casi todos paraguayos, venían al Calpe engañados y no sabían lo que se iban a encontrar aquí. En el Calpe había una mafia muy grande por parte de sus dirigentes”, reconoce a este diario un exjugador del equipo.
La publicación menciona que los responsables de todo son el presidente del club Luciano Marziano, de nacionalidad italiana, y el paraguayo Gabriel Franco, que era el director técnico. Ambos están detenidos junto con los lugadores, al igual que el tesorero y otro directivo más.
Las condiciones de los paraguayos que jugaban en el Calpe eran terribles, añade y relata: “No cobraban más de 500 euros y casi una tercera parte era para Gabriel Franco. Se les vendía que iban a ser profesionales y luego vivían los 12 chicos juntos en un piso. Sólo podían comer arroz y algo de pollo, para ellos un manjar porque apenas lo probaban y no tenían dinero para más. Hasta la gente del pueblo les tuvo que ayudar con comida y ropa”, comenta la misma fuente.
“Los jugadores no tienen la culpa de nada y encima le tenían mucho miedo a Gabriel Franco. Por lo menos, del equipo pudieron ‘escapar’ cuatro o cinco chicos que se volvieron a su país. Los jugadores perdían dinero por jugar en el Calpe y eran chicos con un nivel normal, apenas marcaban las diferencias. Insisto, no me sorprende nada de lo que ha pasado porque sabía lo que había ahí dentro”, sentencia el ex jugador.