Durante su efusivo discurso, el presidente de la República, Santiago Peña, prometió que ya no habría largas filas en los hospitales y que los tiempos de espera se reducirían. Pero, como dice la frase, del dicho al hecho hay un largo trecho, la realidad de muchos pacientes sigue siendo la misma.
Diana Vargas, especialista en DDHH, compartió el caso de Concepción Acosta (45).
Ella comenzó a sentir dolores en el abdomen y consultó en el Hospital de Barrio Obrero. “Al principio le dieron un tratamiento ambulatorio, pero los dolores continuaban. Luego le pidieron que se mande hacer ecografías de abdomen y otros estudios más. Le dijeron que ahí no se hacían”, dijo a EXTRA.
La doña no tuvo de otra que ir a un privado, pero tardó en reunir todos los estudios.
“Nos colaboramos y conseguimos que se haga; costó G. 2 millones en total”, mencionó Vargas.
En ese ínterin, su situación se complicó, le detectaron piedras en el riñón.
“Le cambiaban y le cambiaban de antibiótico, no es que ella tardó en consultar, sino fue el sistema. Ahora tiene una gran infección y le tienen que extirpar el riñón que solo funciona el 26 %”, detalló la activista. Entonces, fue al Hospital de Itauguá, donde le dieron orden de internación el 30 de agosto, pero le dijeron que había turno recién el 15 de diciembre.
“Fue al hospital de Ñemby, donde le pusieron a través de una vía calmantes, así y todo mañana va a viajar a Argentina porque acá no hay caso. Ya sacó los pasajes”, manifestó Vargas.
Sobre el caso, Estela Torres, directora del Hospital de Itauguá, no contestó las reiteradas llamadas y mensajes enviados, por lo que aún no hay respuesta del nosocomio.