Una mujer que estaba desaparecida a finales de mayo fue encontrada sin vida en una zona boscosa del distrito de Mbaracayú, en el departamento de Alto Paraná. El hallazgo fue hecho por un poblador durante la tarde del domingo, en las cercanías de una laguna, dentro de la colonia Guaraní del Este.
La víctima fue identificada como Lucineia Gómez Ribeiro, de 42 años, ciudadana brasileña, residente en la ciudad de Mbaracayú. Su desaparición había sido denunciada por su esposo el sábado 14 de junio ante la Subcomisaría 49° de Puerto Indio.
Según los datos brindados por los familiares, la mujer había salido de su domicilio el viernes 30 de mayo, cerca del mediodía, acompañada por su hijo, quien la llevó en un automóvil hasta la zona de la aduana de Puerto Indio. Desde ese punto, ella debía cruzar en balsa hacia Santa Helena, Brasil, con el objetivo de pagar el alquiler y cubrir servicios básicos de una vivienda que la familia posee en el país vecino. Llevaba consigo la suma de 3.000 reales (alrededor de G. 4.500.000).
Desde ese momento, la familia perdió todo tipo de contacto con ella y no volvió a ser vista. Durante más de dos semanas no se tuvo ninguna información sobre su paradero.
Fue recién el domingo 15 de junio, en horas de la tarde, cuando el cuerpo fue encontrado por Celso Ramos, encargado de la estancia Itabo. El hombre se encontraba paseando por la zona con su familia cuando decidieron bajar del vehículo para observar una laguna. En ese momento, un olor fuerte llamó su atención. Al revisar el lugar, descubrió lo que parecía un cuerpo en avanzado estado de descomposición, semienterrado en un barranco, entre ramas y tierra suelta.
Ramos dio aviso inmediato a la comisaría local. En el lugar se presentaron agentes de la Policía Nacional, bomberos voluntarios de San Alberto, el fiscal de turno Fidel Godoy y el médico forense Javier Bretes. Debido al estado del cuerpo, no fue posible determinar en el sitio la causa de muerte, por lo que se dispuso su traslado a la Morgue Judicial de Asunción para una autopsia más detallada.
El cadáver fue identificado por uno de sus hijos, quien reconoció una cicatriz en el antebrazo de su madre.
El procedimiento se realizó en una zona de difícil acceso, a unos tres kilómetros de la estancia Itabo, en un área con abundante vegetación, donde no hay presencia permanente de personas. De momento, la investigación sigue su curso, a la espera de los resultados forenses.