“Búsqueda terminada, final feliz”; de esa manera, Leticia Abraham cerró un ciclo doloroso de su vida. Hace tres años buscaba a Maia, su perra, a la que perdió sin saber qué había pasado con ella. Durante todo ese tiempo, la joven de Luque la buscó sin descanso, compartió publicaciones y preguntó a vecinos, con la esperanza de algún día volver a verla.
La espera fue larga y desgastante. Días atrás, Leticia había escrito un mensaje que reflejaba el cansancio y la tristeza acumulada: “Nunca te encontré y creo que nunca lo voy a hacer. Solo espero que la persona que te apartó de mí, te tenga tan bien como te lo merecías”. Ese posteo parecía un cierre, aunque el destino todavía le guardaba una sorpresa.
Finalmente, la búsqueda terminó. Leticia logró encontrar a Maia y fue a verla. Confirmó que su perra está bien, cuidada y en buen estado. Sin embargo, el reencuentro no fue como lo había imaginado durante casi tres años. Maia ya tiene otro nombre y otra familia, y no reaccionó como antes. “Pensé que al reencontrarnos iba a saltar y a lamerme como hacía antes, pero nada de eso pasó”, contó.
La joven admitió que el momento fue duro. “No niego que sentí mucha tristeza, hasta un poco de celos”, expresó. Aun así, destacó la actitud de las personas que hoy tienen a Maia. Según relató, fueron amables y le dijeron que puede verla cuando quiera, con la esperanza de que con el tiempo la perra pueda volver a recordarla.
A pesar del dolor, Leticia se quedó con algo que necesitaba desde hace años: tranquilidad. “Ahora mi corazón descansa porque sé que está viva y feliz”, escribió. Reconoció que duele el tiempo perdido, pero aseguró que mantiene la fe de que algún día Maia vuelva a verla como parte de su familia.