Sin luz, agua potable ni caminos; sin permiso para ir al hospital o medicarse, así viven los miembros de la congregación religiosa Pueblo de Dios en lo más recóndito de la colonia Brítez Cue, en Yby Pytá, Canindeyú.
De ahí era la joven L. A., de 19 años, que huyó a Curuguaty y denunció los constantes maltratos de parte de su concubino, que resultó ser al mismo tiempo su padrastro.
El denunciado fue identificado como Ángel Núñez, una persona ciega. Según los datos, él embarazó a madre e hija, cuando esta última era menor de edad todavía, y vivían todos juntos. La defensora pública Alice Mónica Marín contó que fue muy difícil llegar al lugar y que se encontraron con una realidad escalofriante.
“Esa gente vive totalmente aislada y no hay camino, tuvimos que caminar, en vista de que al lugar no se puede acceder con coche”, dijo a radio Interactiva FM 96.9.
“Ahí nos dimos cuenta de la dolorosa circunstancia en la que vivía esa gente. Ellos normalizaban esa situación, que las parejas eran lastimosamente ambas”, añadió.
Allá la víctima trabajaba en la plantación para autoconsumo. “Ella refiere que una vez al mes salen de ahí para comprar cosas de las despensas”, indicó la defensora.
Además, nadie puede recibir atención médica. Por eso L. A. nunca hizo los controles prenatales. Si hubiera ido a un hospital, se habría activado el protocolo previsto para ayudar a niñas madres.
Sin imputar aún
El caso ya está en manos del Ministerio Público, pero hasta el cierre de nuestra edición no había aún una imputación contra el hombre. La causa habría pasado ayer al fiscal Cristian Roig.
La chica y su bebé de 2 años están en el albergue del Ministerio de la Mujer de forma provisoria.