Con un traje y su tesis en mano, Junior Ignacio Garcete Martínez (23) llegó hasta el puestito en donde trabaja con su padre Ignacio Martínez (45) en Presidente Franco, Alto Paraná.
Desde muy jovencito sabía lo que quería, ser ingeniero agrónomo. Con la venta de remedios yuyos, cartones de Telebingo y diarios, pagó la universidad con la ayuda de don Ignacio, a quien le dedicó su título.
“Le hice lagrimear todito a mi papá porque le dije que cuando trabaje bien, él ya no va a trabajar y que yo le iba a mantener, eso le conmovió mucho”, expresó a EXTRA.
Es muy dedicado
Cuando Junior cumplió 9 años, fue a vivir con su padre. Él le enseñó el valor del trabajo y las veces que le tocaba rendir un examen importante le decía a su hijo que se quede en casa a estudiar. Otras veces, el muchacho leía mientras vendía sus productos.
“Ahora quiero trabajar en mi profesión, eso es lo que más quiero, aunque sea para estar en ese ambiente, porque uno no nace sabiendo todo, con el tiempo nomás uno aprende”, dijo.
De porte humilde, pero de carácter firme, Junior nunca se dejó humillar, aunque muchos intentaron tirarlo para abajo, según contó.
“Yo siempre escuchaba de otras bocas, pero napenái (no hacía caso) porque yo sabía mi propósito, sabía lo que yo quería también. La gente te quiere tener abajo cuando trabajás en la calle, te quiere hacer de menos”, soltó.
Recordó que el primer vehículo que su padre y él compraron fue una moto y luego de mucho esfuerzo lograron comprar un furgón. También pagaron todas las cuotas del terreno en donde viven y compraron algunas comodidades. Pero Junior quiere darle muchas cosas más a su ídolo, como él lo llama. Con su trabajo de agrónomo a Junior le gustaría palmar otra carrera: quiere estudiar Zootecnia y seguir especializándose.
Querer es poder
“Todos podemos salir adelante, la cuestión es querer trabajar, porque algunas personas son de perfil bajo solo porque trabajan en la calle”, Junior Ignacio Garcete Martínez