10 may. 2024

Con negocio de caballitos hizo estudiar a sus 4 hijos

La familia entera trabaja sacando fotos a peregrinantes. Al día hacen más de 30 tomas, cada una cuesta G. 20.000.

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Pecherón y Pistolero, junto con los Sosa.

Daniel Ñamandú

Pecherón, el más viejito, y Pistolero, el pituco, fueron y siguen siendo testigos de miles de historias contadas por los peregrinantes que llegan hasta la Basílica de Caacupé.

Hace 33 años, don Salustiano Sosa (60) compró el primer caballito por G. 80.000, que hasta ahora sigue dando alegría a chicos y grandes.

Dos generaciones de padres e hijos, madres e hijas montaron sobre él y su socio de cuatro patas.

De ser espectadores, Salustiano y Estela Duarte, su esposa, también atesoran un bello milagro que la Virgen les concedió y que anhelaban con todo el corazón, según manifestó la doña a EXTRA.

“Tenemos tres varones y cuando esperábamos al cuarto me fui a hacer la ecografía y me dijeron que era nene. Entonces le dije a la Virgen que le pondría su nombre si me daba una niña, y cuando nació, me enteré que era una beba”, relató.

Hace unos meses, Luz María, la nena pahague, cumplió 19 años, estudia Derecho y también trabaja con su padre y sus demás hermanos: uno de ellos es abogado, el otro psicólogo y el penúltimo sigue la carrera de Agromecánica.

“Siempre vienen papás con su familia y dicen ‘mirá hijo, yo acá me saqué una foto con el señor hace muchos años’ y eso a mi papá le hace lagrimear. O le dicen ‘señor, yo tengo la foto que vos me sacaste cuando era chico, cuando era criatura’”, contó Ariel Sosa (21), hijo del matrimonio.

Compañerismo

La familia Sosa se ubica en el predio del Ykua Caacupé, mientras que otros dos fotógrafos (con caballito) con más antigüedad trabajan en los alrededores de la basílica. Los demás ya fallecieron.

El pionero es Valentín Sanabria, don Yiyo, cuyo caballo de madera es dueño y señor de la plazoleta hace 42 años.

Milciades Bareiro, más conocido como don Pilú (64), es quien se encuentra frente mismo a la iglesia y hace 40 años se dedica a sacar fotos a la gente junto con su caballito, al cual nunca le puso nombre. Solo le llama ‘caballito’, dijo.

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Don Bareiro y su caballito.

Gentileza

Es el más solicitado porque en las instantáneas se puede ver la arquitectura de la basílica.

“Yo trabajo en esto todo el año porque la gente busca mucho a mi caballo”, he’i.

Las fotos cuestan G. 20.000 y al día, él y sus colegas hacen más de 30 tomas. Pero esperan que aumente en estas fechas.

Piden fotos frente a la iglesia

Alfredo Estigarribia (59) también está instalado frente mismo a la Basílica de Caacupé, con su cámara instantánea. Él se dedica exclusivamente a la fotografía de peregrinantes. Los novios, esposos o amigos que deseen una foto física acuden a él. El costo es de G. 20.000, pero viene con una postal (una tarjetita con la foto de la iglesia y la Virgen).

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Las postales de Alfredo Estigarribia.

Daniel Ñamandú

El puesto lo ocupa hace 29 años, y sus cámaras han captado a miles de familias.