A partir de las burlas hacia los rellenaditos y rellenaditas, un gimnasio de Horqueta pegó un llamativo cartel en sus instalaciones, en el que pide no hablar sobre el físico ajeno.
“Al gym no todos vienen a transformar su cuerpo, muchos intentan calmar traumas, depresiones y ansiedades. No opines sobre el cuerpo de nadie mientras entrenas”, dice la nota.
Este tipo de casos ocurren también en la capital del país y las personas que más hacen bullying son las mujeres, según mencionó a EXTRA el ‘theacher’ Héctor.
“Antes era peor, si le veían a tu papá o a tu mamá decían: ‘¿Qué hace ese viejo acá, qué hace esa gorda acá?’ . Había mucho más bullying, por eso tiene que haber un profesor guía en el gimnasio”, explicó.
Es un escape
El entrenador Mathías Recalde también contó una mala experiencia que le tocó vivir con una de sus alumnas.
“Hay una señora que siempre se burla, ‘dale gordo, dale gordo’, le dice no solamente a los nuevos. Otros se burlan del peso o si tenés una grasita en el brazo”, soltó.
Mathías mencionó que muchos van al gimnasio para mantener un estilo de vida saludable, despejar la mente o como un escape.
“Hay una señora que perdió a su esposo antes de Navidad y viene por eso, le ayuda. Se queda 3 a 4 horas, es una señora de 60 años”, recordó el preparador físico.
“Cuando nos damos cuenta de que discriminan un cuerpo, primero le hablamos a la afectada para que ignore, después hablamos con la otra persona para que cambie su actitud”, indicó.
Además, no todos van al gym para hacer ejercicios, sino más bien para hacer terapia, según contó a EXTRA la entrenadora Mirta Bordón.
“Algunos vienen a sentarse y a hablarnos de fútbol y se van, ‘bueno, ya vine, ya me desestresé y me voy’, dicen, no vienen a entrenar, usan el lugar como terapia, muchos que tienen depresión”, indicó.
Las burlas más comunes, según entrenadores:
-Por tener el cuerpo de “Michelín”.
-Por tener “flotador”.
-Por retyma piru y brazos flácidos.
-Por tener papada.
-Por tener “cola de empedrado”.