San Miguel es uno de los protectores más importantes de los católicos y también de otros credos.
En el Antiguo Testamento, San Miguel aparece como un ángel que defiende a los israelitas. Es conocido por su lucha contra Lucifer, el ángel caído, y por expulsarlo del cielo.
El nombre de Miguel, proviene de Quis sicut Deus? y significa “Quién como Dios”.
Su lugar en el cielo es el de un príncipe guerrero, jefe de los ángeles y comandante en la batalla contra las fuerzas del mal.
SU JERARQUÍA
Príncipe de la Milicia Celestial: Se le reconoce como el líder de los ángeles y un comandante en la lucha contra el mal.
Protector de las almas: Se le considera el ángel que guía las almas al cielo y las protege en el momento de la muerte.
Intercesor ante Dios: Se le ve como un mediador entre Dios y la humanidad. Y de ahí le tienen como abogado y protector contra las fuerzas malignas.
LA CUARESMA: ¿QUÉ ES?
La Cuaresma de San Miguel Arcángel es una práctica devocional católica que consiste en un período de 40 días de oración, ayuno y penitencia en honor a San Miguel Arcángel, popularizada por San Francisco de Asís.
Se inicia este 15 de agosto (Solemnidad de la Asunción de la Virgen María) hasta el 29 de septiembre (Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael), excluyendo los domingos, que son días dedicados al Señor.
CÓMO SE PRÁCTICA
Prepará el altar: con la imagen de San Miguel.
Penitencia: Se elige un sacrificio personal, como ayuno, abstinencia de ciertos alimentos o actividades (por ejemplo, evitar redes sociales) La misma debe practicarse durante toda Cuaresma, excepto los días domingos.
Encender vela: especialmente el cirio como signo de la presencia de Cristo.
Rezar: orar todos los días la oración a San Miguel Arcángel y las letanías. Opcional: La Coronilla a San Miguel.
Caridad y confesión: Se fomenta la práctica de obras de misericordia, la confesión regular y la asistencia a misa.
Espíritu de humildad: La esencia es profundizar en la humildad y el compromiso espiritual, no solo en gestos externos si no también a nivel personal.
Recordá que San Miguel obra para el bien, no para el mal ni gente que está en la delincuencia.
ORACIÓN A SAN MIGUEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a satanás y a todos los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.
LETANÍA A SAN MIGUEL
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos
Jesucristo, atiéndenos.
Padre Celestial, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, que eres Dios, ten piedad de nosotros. Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los Angeles, ruega por nosotros. San Miguel, Ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de gracia de Dios…
San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino…
San Miguel, coronado de honra y de gloria…
San Miguel, poderoso Príncipe de los Ejércitos Celestiales…
San Miguel, porta estandarte de la Santísima Trinidad…
San Miguel, guardián del Paraíso…
San Miguel, guía y consolador del pueblo Israelita…San Miguel, esplendor y fuerza de la Iglesia militante…
San Miguel, honra ya alegría de la Iglesia Triunfante…
San Miguel, Luz de los Ángeles…
San Miguel, baluarte de la verdadera Fe…
San Miguel, fuerza de aquellos que combaten por el estandarte de la cruz…
San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de vida…
San Miguel, socorro cierto…
San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades…
San Miguel, mensajero de la sentencia eterna…
San Miguel, consolador de las almas del purgatorio, Vos a quien el Señor encomendó recibir las almas después de la muerte…
San Miguel, nuestro Príncipe…
San Miguel, nuestro abogado…
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, atiéndenos.
Ruega por nosotros glorioso San Miguel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
Para que seamos dignos de sus promesas.
Amén.