En el Departamento Central ya escasean los cajones para finados y los pedidos que reciben los carpinteros que hacen los féretros son más de lo que pueden producir.
Fidelino Riquelme, tiene su carpintería en Ypané, y dijo que desde principios de este año, su taller no da abasto para cubrir los pedidos de cajones.
En medio de serruchada y olor a madera cortada, trabajan sin parar, ni para tereré hay tiempo. Ayer hizo frío, de los restos de madera y virutas prendieron el brasero para calentar el taller.
El jefe carpintero hasta se cortó la mano de tanto trabajo, tiene vendada la herida, pero igual se las ingenia para trabajar las tablas que luego convertirán en cajón para el descanso eterno de algún difunto.
“Así como hacemos los cajones se llevan, nos llaman de todos lados y nos hacen pedidos, pero no podemos dar abasto”, afirmó.
Madera y clavo
Según don Fidelino otro problema que tienen ahora en las carpinterías es que la madera terciada traída del Brasil, ya está escaseando. Ni qué decir los clavos especiales que son traídos desde China, casi no se consiguen.
Contrató a más
Mientras cientos de negocios despidieron o suspendieron a sus trabajadores por la pandemia, don Fidelino tuvo que contratar a más personal.
El carpintero contó que a principio de año tenía solo un empleado, pero como la demanda de pedidos de cajones subió demasiado ahora tiene cuatro ayudantes.
“Yo sólo hacía 10 cajones por día, pero los pedidos subieron a 20 cómo mínimo, y ahora justo me vine a accidentar, y contraté a más gente”, dijo.
El carpintero vende a un millón de guaraníes el cajón más económico, luego están los más trabajados esos son más caros.