Alfredo, un hombre de 45 años de Capiibary, departamento de San Pedro, vive hace meses con un miedo que no le deja dormir.
Tras nueve años de relación con Narcila, su expareja, decidió poner punto final a la convivencia hace cinco meses, llevándose con él a la pequeña hija de ambos, de apenas 4 años.
Desde entonces, su vida se convirtió en una pesadilla.
El hombre, quien padece de una discapacidad visual, contó que la relación con su exdoña, a quien llaman Narcy, ya era imposible de llevar.
“Ella es una persona que por momentos está bien y por momentos está todo mal”, relató en entrevista con Capiibary Noticias.
Pidió ayuda
Cansado de la inestabilidad, buscó una conciliación en el juzgado por la custodia de la niña, pero la madre nunca se presentó a las citaciones.
Su exdoña le bombardea con mensajes de texto y audios de WhatsApp diciéndole que nunca firmaría un documento para que él sea feliz, según el señor.
Mientras tanto, Alfredo se las ingenia para criar y mantener a su hija, trabajando cada día con el temor de lo que pueda ocurrir.
“Rojukata”
Lo que más lo atormenta son las amenazas de muerte que recibe de su expareja.
Según la denuncia presentada, Narcy lo intimida diciéndole: “No salgas por ahí porque si te encuentro, yo te voy a matar. Roikututa ha rojukata”.
Esas palabras llenas de odio tienen a Alfredo muy preocupado. Durante la entrevista, se le cortaba la voz, la tristeza le invadía.
Ahora camina con desconfianza, temiendo encontrarse con ella en cualquier esquina.
“Yo tengo que salir a trabajar para mantener a mi hija”, lamentó.
Espantó a la novia
El miedo de Alfredo no se limita solo a su seguridad, sino también a su futuro.
Según contó, su exdoña le habría dejado en claro que no le permitirá rehacer su vida amorosa.
“Me dijo que ella iba a tener su pareja, pero yo no iba a tener nada”, aseguró.
De hecho, cuando intentó iniciar una nueva relación, la mujer que estaba conociendo se alejó inmediatamente por las constantes amenazas de su exnovia.
“Solucioná tu problema porque tu exmujer no nos va a dejar en paz”, le dijo su enamorada, según contó el señor.
Hoy, con la denuncia en manos de la Justicia y la petición de una orden de restricción, Alfredo solo pide poder caminar sin miedo y criar a su hija en paz.