Después de una larga y cansadora jornada laboral, Iván Duarte (19) llegó a su casa a eso de las 15:00. Apenas cruzó la puerta, sacó de su bolsillo el último billete de G. 100.000. Lo puso frente a la tele, junto a unos humildes billetes de G. 2.000 y se acostó a dormir, sin imaginar la pesadilla que le esperaba.
Ya a la tardecita, se despertó y vio a su perrito Oliver masticando algo, pensando que había encontrado un chicle se levantó con todo para sacarle de la boca, pero se encontró con la escena del crimen: el billete estaba hecho trizas, y a su lado, con cara de “yo no fui”, su perrito de la raza salchicha.
“Era lo único que tenía, y justo ese billete fue a agarrar. Se ve que le gustó el olor o pensó que era juguete”, dijo entre risas.
El joven, oriundo de Saltos del Guairá, Canindeyú, intentó juntar los pedazos para ver si podía salvar algo, pero ya era tarde: el billete estaba completamente destruido. “Tengo guardado todavía los pedazos; me dicen que vaya al banco a cambiar”, comentó.
Al día siguiente fue junto a su patrona, dueña de un comercial y le mostró los restos de “San Roque” y le pidió un adelanto’i de G. 100.000 para poder aguantar la semana.
No regalará
“El dueño lo pone en adopción. Único delito: destrozo un G. 100 mil en plena crisis”, fue uno de los tantos comentarios debajo del video, pero Iván aseguró que ni si le van a pagar 100 mil dólares, no regalará a su amigo de cuatro patas.
“Hace tres meses que le tengo conmigo, es muy juguetón, lo que encuentra muerde, menos el G. 2 mil que estaba al lado del 100 mil, dijo el muchacho.
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