23 abr. 2024

Nunca es tarde: defendió su tesis luego de 21 años

Es docente universitario y solo le faltaba eso, dijo que le costó decidirse si asistía o no al acto de graduación.

El celular de Carlos Darío Duré no dejó de sonar un solo instante en la mañana de este lunes. Desde muy temprano, las felicitaciones le llegaron de todos lados. A sus 48 años, vistió orgulloso la toga y birrete para la sesión de fotos previa a la graduación. Luego de más de veinte años, el docente de Arquitectura, recibirá su título.

Padre de tres hijas y esposo. El docente universitario, durante muchos años dejó a la presentación de su tesis de grado, hasta que sus propios alumnos, colegas y amigos, le empujaron a conseguir su título. “Ingresar a la carrera lleva su sacrificio, pero salir, terminar y de la manera que uno quiere si las condiciones socioeconómicas no están dadas, cuesta muchísimo. Va a servir como ejemplo y motivación a mucha gente que yo sé que está ahí con la entrega de la tesis”, expresó Darío a EXTRA.

Su historia se hizo viral tras una publicación suya en Twitter, donde contó que por fin iba a recibirse.

Contó que realmente tendría que haber terminado la carrera en el año 1996. En Arquitectura no es común que uno termine a los seis años y entregue la tesis, dijo. Explicó que normalmente sus compañeros rendían todas las materias que habilitaban la presentación de la tesis en seis años y durante el siguiente año se dedicaban a encerrarse para poder presentar la tesis en diciembre del año siguiente.

“Yo no tuve esa oportunidad porque me había casado estando en el cuarto curso ya con una criatura y tuve que tomar la decisión de empezar a trabajar. Terminé los últimos años de la carrera y pedí permiso para ir a estudiar. Me quedó pendiente una materia que es la más importante de la carrera, que se llama proyecto que en el último año se desarrolla como urbanismo. Esta materia me dediqué en el año 1998 y conseguí terminar en diciembre con 5 felicitado”, señaló.

Al terminar esa materia, la facultad de arquitectura le invitó para asistir como docente ad honorem por el logro que obtuvo con esa materia que era bastante complicada. “Me metí en la docencia y dos años después como auxiliar y descubrí que me apasionaba la docencia y me dediqué por completo a la docencia”, aseguró. Entonces pasaron cinco años y decidió retomar la tesis donde había dejado, pero para su mala suerte, al terminar de rendir los exámenes falleció su profesor. “Al fallecer el profesor se echan a perder los registros porque el profesor aparentemente no era muy ordenado en ese tema, entonces perdí el año. Eso fue un golpe duro y fueron pasando los años. Mis colegas me decían “te falta el título”, “te falta el cartón”, “metele, hacete de tiempo, nosotros te vamos a apoyar” me decían”, apuntó.

https://twitter.com/durearq/status/1452347285937868802

“Y empezaron a surgir proyectos de gran envergadura y ahí ya era un problema. Empezaba a tener conversaciones con empresarios que querían hacer inversiones en fábricas, construcciones grandes y yo no podía firmar. Entonces era un poco de mi honestidad que no me permitía tomar proyectos así y mentirles a mis clientes. Decirles que iba a firmar mi primo. No puedo ser docente y hablarle a mis alumnos sobre la importancia de la honestidad, y hacer esas cosas”, indicó Duré.

Se acercó a la secretaría de la facultad y le dijeron que ya feneció su tiempo, que ya no podía presentar la tesis a no ser que el consejo directivo de la facultad le autorice. Tocó todas las puertas que podía, hizo la nota y un miembro del consejo directivo le dio la mano. Se inscribió como alumno nuevamente y recibió el llamado del decano de la facultad que le dijo: “Mirá, Dario, vos tenés el aprecio ganado de todos sin ninguna excepción. Y te quiero decir que yo estoy pendiente de que vos te decidas y entregues tu tesis”.

En aula

Dejó de lado la docencia en algunos semestres y empezó a hacer su tesis solo, mientras los demás alumnos del año en curso lo hacían en grupos. Cuando llegó por primera vez a la clase de tesis, los alumnos que lo conocían como profesor empezaron a pedirle ayuda. “Me preguntaron si podían desarrollar esto o lo otro y me reí, les dije que no era profesor de la materia, que era alumno”, dijo entre risas.

Así fue que en el año 2019 finalmente rindió el 30 de diciembre, un día antes que termine aquel año.

Mencionó que al año siguiente, decidió retomar algunos proyectos de vida que nunca había alcanzado hasta entonces, entre ellos, hacer su casa propia. Un año después, el 14 de diciembre del 2020 inauguró su casa propia. “Es increíble como el no entregar la tesis te atrasa como persona, como profesional”, expresó. Dijo que siempre tuvo un poco de vergüenza cuando los alumnos le pedían consejos y él se los daba, pero no podía terminar su propia tesis.

Finalmente, el domingo hizo su sesión de fotos para la colación, y confesó que dudó mucho en presentarse.

Una de sus hijas, que hoy tiene 27 años, estudia arquitectura y llegó a ser su alumna. Él tuvo que renunciar a tomarle el examen final. “Me considero un tipo bendecido, con un ángel aparte. Disfruto de este momento que vale la pena. Les animo y me doy cuenta que cuesta muchísimo tomar la decisión”, afirmó.