Aurelio Cuellar (60), pidió encarecidamente a los doctores del Hospital de Pedro Juan Caballero entrar junto a su esposa, Dominga Portillo, que ayer miércoles cumplió 56 años, y el don ansiaba poder saludarla por su día, pues desde que se internaron por un cuadro de COVID-19 no se volvieron a ver.
Los médicos accedieron sin problemas y junto con su hija, Camila, quien llevó globos y tortas, entraron junto a la señora, que sigue recuperándose luego de salir de terapia donde ingresó por un cuadro grave de COVID.
“Cuando nos vio ella comenzó a llorar. Mi papá le agarró de la mano y le dijo ‘fuerza que ñase hagua oñondive’ y a todos nos hizo llorar”, contó a EXTRA la hija. La pareja vive en Fuerte Olimpo, Alto Paraguay.
Ña Dominga lo primero que preguntó fue por su perro “Tayson” si estaba bien, también por su nieta que vivía con ellos, pero como ambos se internaron quedó preocupada. “Yo le dije que ella está bien (por la nieta), que está con mi hermano, que es el papá y que ella se quede tranquila para que pronto se recupere y salga del hospital”, mencionó.
El primero en tener la enfermedad fue el hermano de Camila, que se internó en el Hospital de Fuerte Olimpo, pero luego fue trasladado al Hospital Regional de Pedro Juan Caballero. Luego don Aurelio comenzó a manifestar los síntomas y también fue internado, pero pidió su alta voluntaria para ir junto con su esposa, que quedó sola en la casa, ya que Camila fue a Pedro Juan a cuidar de su hermano.
“Él le encontró a mi mamá ya con los síntomas también, solo tenía tos, pero luego ambos empeoraron y quedaron internados siendo trasladados también a Pedro Juan. Mi mamá estuvo 22 días en terapia y estaba en otro salón lejos de mi papá, por eso cuando se vieron comenzaron a llorar”, explicó Camila.
