
El avión papal despegó a las 19.35, desde el Aeropuerto Silvio Pettirossi, rumbo a Roma, despidiéndose y bendiciendo a Paraguay.
Antes de partir, el papa sostuvo un encuentro ante cientos de miles de jóvenes en un vibrante acto en la Costanera de Asunción, a orillas del río Paraguay, en el que fue aclamado como una estrella.
Asumiendo el tono de un director de escuela, el pontífice volvió a pedir a la juventud que “hagan lío pero organícenlo bien”.
El recorrido final de Francisco hacia el aeropuerto sufrió un contratiempo cuando una multitud rebasó las vallas y se aproximó peligrosamente al papamóvil en avalancha, impidiendo que se detuviera en el Ycuá Bolaños, donde un incendio mató a casi 400 personas en 2004.
En la mañana, ofició una misa campal que reunió a un millón de peregrinos en el predio de Ñu Guasu, presenciada desde primera fila por el presidente Horacio Cartes y su par argentina Cristina Kirchner. El papa saludó a ambos mandatarios y recibió un cuadro como regalo de parte de ella.
Antes de llegar a este predio, el papa de 78 años visitó el Bañado Norte de Asunción.
Jovial, el papa hasta se dejó poner una gorra de béisbol por un vecino y posó risueño a los pedidos de fotos.
El papa defendió “la pelea” por la tierra y por una vida más digna.
María García, coordinadora de las organizaciones de Bañado, denunció ante el papa el desprecio del Estado hacia pobres como ellos, desplazados campesinos en un país donde el 1% de los propietarios de tierras controlan alrededor del 77% de la tierra productiva.
En las calles de Asunción hubo decenas de miles de personas los tres días de la visita papal, aunque en Caacupé asistieron menos peregrinos que lo esperado.
“Espero que todo lo que ha dicho sea entendido y produzca algún tipo de cambio en Paraguay, donde hay mucho dinero en muy pocos”, dijo a la AFP Leonidas González, un comerciante de 40 años que asistió en familia a la misa de Ñu Guasu.
La homilía ahí se hizo desde un imponente altar preparado por el artista plástico Koki Ruiz, que logró crear un mosaico con la imagen de San Francisco con 32.000 espigas de maíz, coco y calabaza, como símbolo de la historia de Paraguay desde los antepasados hasta la actualidad.
En Paraguay, tierra de las misiones jesuitas en el siglo XVI y XVII, el papa reivindicó esa experiencia como uno de los “sistemas más justos” ante miles de fieles de Argentina y Brasil.
El noveno viaje de Francisco al exterior, y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013, estuvo marcado por discursos históricos.
La extensa e intensa gira motivó interrogantes sobre la salud de Francisco, cuyo portavoz, el padre Federico Lombardi, dijo el domingo que “obviamente no está como cuando partió de Roma, pero el papa se encuentra muy bien, algo cansado como todos”.
Francisco lanzó el sábado el discurso más político de su gira, en un encuentro con la sociedad civil paraguaya donde aclaró que sus anatemas y reclamos a favor de los pobres y olvidados durante su periplo sudamericano, no corresponden a una ideología.
“Las ideologías siempre acaban en dictaduras. Piensan por el pueblo, no lo dejan pensar”, dijo enérgico.
El papa regresa en septiembre a América, esta vez a Cuba y Estados Unidos, tras su histórica mediación para la reconciliación entre esos dos países.
Fuente AFP.