El Papa Francisco dijo que estaba muy feliz por compartir con la gente del Bañado Norte, que lo ovacionaron en la capilla San Juan. El Papa apoyó los reclamos sociales e instó a los más humildes a estar unidos y seguir siendo solidarios. Cruzando angostos pasillos, el papa Francisco llegó al Bañado Norte en la mañana del domingo. La canchita ubicada frente a la capilla San Juan estuvo repleta de fieles. Francisco fue ovacionado y escuchó atentamente a los representantes bañadenses que hablaron ante él.
“El Estado no nos mira con buenos ojos, somos algo que solucionar”, aseguró María Gracia, de las organizaciones sociales de estos sectores capitalinos. Angélica Viveros, de las iglesias de los Bañados, cuestionó algunos sectores de la Iglesia católica. “Ser iglesia es apoyar a niños de la calle, a enfermos graves y a los pobres”, expresó Viveros, mientras miraba fijamente a Francisco y era ovacionada por los fieles.
La líder bañadense también reprochó a los gobernantes. “En nuestro país instalaron la política de la pobreza, que excluye y nos hace infelices”, denunció. Ángelica, asimismo, se refirió al trágico caso de Curuguaty. “Acompañamos a los campesinos, imputados, encarcelados y próximamente condenados injustamente por la masacre de Curuguaty”, afirmó.
Apoyo
Ante los mensajes de los pobladores, el Santo Padre se mostró emocionado. Bergoglio dijo estar feliz porque estaba “en las tierras de los bañadenses”. También cuestionó a algunos católicos. “Por más misas de domingos, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es débil o está muerta”, aseguró. El pontífice dejó un último mensaje, instando a la unión de los más humildes “No dejen que el diablo nos separe”, dijo Bergoglio despidiéndose de sus “amigos, los pobres”