El Papa trajo consigo la fe y la esperanza que grupos vulnerables como los discapacitados habían perdido. Olga espera que la carta que redactó sea leída por Francisco para que, al enterarse de su situación, rece por ellos. Dijo que, de igual manera, reza siempre por el obispo de Roma. Acompañada de su única hija y con muchos inconvenientes, Olga Colmán Duarte salió del “mar” de barro que hubo en el predio de la Fuerza Aérea. Lo hizo en su silla de ruedas. Fue, como muchos, a ser partícipe del momento histórico de disfrutar la misa que fue celebrada por el obispo de Roma, Jorge Bergoglio.
Olga se instaló en un lugar privilegiado: la primera fila, frente al altar de maíz del Papa. Sin embargo no pudo cumplir su sueño, el de poder tocar las manos del Santo Padre. A pesar de esto, no ocultó la emoción que sintió al finalizar la celebración. Colmán fue al predio de las Fuerzas Armadas con la misión de hacerle llegar al pontífice la carta que había escrito para él.
Contó a EXTRA que, en el escrito, reflejó la realidad que las personas con discapacidad viven en Paraguay. Explicó que tiempo atrás le robaron su silla de ruedas. Acudió a una institución para que le ayuden a conseguir otra, algo que nunca ocurrió. Un hombre supo lo que le pasó y le regaló la que había usado su mamá antes de morir. “Ese es un pequeño ejemplo de cómo estamos abandonados”, dijo Olga. La carta fue entregada a un sacerdote que le aseguró que la nota llegará a su destino.