
Bergoglio defendió la indisolubilidad del matrimonio, condenó el divorcio y reiteró que la familia se forma con un hombre y una mujer, al abrir ayer el Sínodo de obispos.
Aclaró posturas
El Papa, quien convocó al Vaticano a prelados de todo el mundo para hablar por 3 semanas sobre los retos de la familia moderna, fijó así los parámetros del encuentro. Recordó a los obispos que debatirán sobre los católicos divorciados y vueltos a casar y que no reciben la comunión, que el matrimonio ante Dios es “indisoluble”.
Bandos
El discurso papal se dirigió a los obispos, divididos en 2 bloques: los conservadores, que se oponen a todo cambio, y los progresistas, que quieren actualizar la doctrina ante las transformaciones de la sociedad. Bergoglio reconoció que la Iglesia debe defender los valores tradicionales en un “contexto social y matrimonial bastante difícil” y que el “sueño de Dios” es “la unión de amor entre hombre y mujer”, principio que repitió en varias ocasiones.
El sábado, el Sínodo quedó marcado por las tensiones generadas por la confesión de homosexualidad de un importante prelado, quien fue inmediatamente destituido.