En solo dos horas de recorrido en su motocarro, Karen logró vender todas sus menudencias. Esto, porque la pandemia convirtió a la achura en la “heroína” contra el hambre.
Karen Ruiz vende churas desde hace dos años y asegura que ahora casi todas las familias de Pilar se alimentan de lo mismo. Misma situación ocurre en otras partes del país.
“Gracias a la menudencia, muchos no están pasando hambre. Traen de la matadería pata o sangre, para hacer morcilla casera”, manifestó.
Las achuras “estrellas” son el hígado, que cuesta G. 10.000 el kilo, y el mondongo, que se vende a G. 8.000 el kilo o entero a G. 30.000.
“El hígado siempre falta todo, se compra muchísimo. Ahora acá llegó la onda argentina: milanesa de hígado, en las carnicerías ya venden hechas, para freír.” indicó Ruiz.
El rey de la parrilla es el chinchulín, pero le compite fuertemente la tripa gorda. Otro corte muy preferido es la colita, también conocida como rabo, del que se hace asado a la olla o caldos bien pesados, con locro o vori .
La churera pilarense señaló que la menudencia amiga de los más pobres es el riñón. “El riñón entero, o sea el par, cuesta solo G. 5.000, se hace frito, al horno, pero rinde más si es guiso con arroz. Una familia de 5 o 6 personas, van a comer súper bien de un par de riñón”, expresó.
Karen asegura que las menudencias pueden suplir por completo a la carne vacuna. “Se pueden hacer los mismos platos y son igual de deliciosos, el secreto es limpiar bien”, recomendó. En cuanto al mondongo, dijo que hay que hervir bien.
Muy guapa
Karen, mediante la venta de menudencias, está terminando la carrera de Enfermería y comenzó a estudiar Derecho, a distancia.
“No fue sencillo. Hace dos años empecé con esto, cuando llegó mi segundo hijo. Al principio tenía vergüenza de lo que la gente pueda decir por mí, pero seguí trabajando porque estoy ganando mi platita de forma honesta. Mis hijos tienen todo, gracias a esto”, aseguró.