18 abr. 2024

El miedo a salir de casa se da en niños y jóvenes

El síndrome de la cabaña: qué es y cómo superarlo. Tras la cuarentena vienen otra vez otros cambios.

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Es normal que sientan temor, de a poco los niños se van a adaptar al mundo exterior.

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“Antonio tiene miedo de salir, hace unos días le convencí de bajar a chutar la pelota que tanto le gustaba, apenas 5 minutos y ya quería subirse”, dijo un papá en un grupo de amigos en el WhatsApp

Puede que para muchas personas el estado de alarma que dictó confinarnos en casa bajo cuarentena, comenzara como una enorme pesadilla.

Muchos pueden haber experimentado intensos niveles de ansiedad esos primeros días y semanas, niños y adolescentes no fueron la excepción.

Según la licencia en Psicología Clínica y en Pedagogía y directora del Centro Interdisciplinario Psicoeducativo (CIP), Mónica Ibarra, estas mismas personas pueden estar hoy desarrollando lo que se está dando a conocer como “el síndrome de la cabaña”. Hablamos del “síndrome de la cabaña” cuando experimentamos miedo por salir a la calle. Temor a contactar con otras personas fuera de las paredes, miedo a realizar actividades que antes eran cotidianas como salir a jugar con los amigos, ir a visitar a los abuelos, ir a la escuela o alguna actividad extra escolar, cumpleaños, bailes con amigos, etc.

“No es para preocuparse. Lo que sucede es que han aceptado la situación, no se trata de que los niños o adolescentes no quieran salir a la calle. El mensaje de ‘Quédate en casa’ ha calado también en ellos. Y los niños son quienes mejor se adaptan a las situaciones”, dijo.

Recomienda priorizar las salidas a la calle de forma gradual

Mónica Ibarra, psicóloga y psicopedagoga

Mónica Ibarra, psicóloga y psicopedagoga

Claves para gestionar el miedo de los niños a salir, según Ibarra:

  • Hablar con nuestros hijos sobre las emociones que les genera esta situación.
  • Normalizar el miedo que pueden sentir los más pequeños a la hora de salir a la calle. Podemos contarles situaciones que hemos vivido nosotros como adultos en los que hayamos sentido esta misma emoción.
  • Que los niños no se sientan obligados a salir. Cada chico tiene su ritmo de adaptación y debemos respetarlo. Si el pequeño no quiere no hay que forzarlo, sino lo pueden ver como un castigo.
  • Proponer salidas graduales, de manera que vayamos ampliando tanto el tiempo que permanecen en la calle, como la distancia a su domicilio.
  • Plantear que hablen con algún amigo o familiar de edad próxima que ya haya salido a la calle y haya tenido una vivencia positiva, para que pueda contarle su experiencia personal.
  • Mostrarles la realidad que se vive en las calles para que disminuya ese posible miedo a lo desconocido.
  • Motivarles para salir, dándoles la opción de poder llevar consigo su juguete favorito (esto le da seguridad).