La exmodelo Liliana Álvarez afirmó que siempre fue una mujer de armas tomar, destacando que desde que era una mitãkuña’i siempre impuso respeto entre los hombres.
Recordó la época en la que recorría los barrios de su natal Atyrá con una canastita en el brazo ofreciendo empanadas caseras que su mamá preparaba.
Mencionó que en una ocasión se cruzó con un señor que quiso aprovecharse de ella. Relató que no dudó en defenderse del hombre.
“Siempre fui la más fuerte de mi familia y es como si fuera que siempre hubo un respeto por parte de la gente. De hecho a los 8 años yo llevaba desde casa hasta un cierto lugar una canasta de empanadas para vender y un señor viene y por supuesto le pegué con mi canasta y desde ese momento la gente empezó a respetar un poco más”, comentó en un programa de televisión.
Enseñar a denunciar
La Diablita pidió que sus declaraciones sobre su experiencia sean difundidas por las redes sociales para que los padres y los chicos puedan escucharla.
Mencionó que es muy importante que los menores de edad aprendan a denunciar a las personas que quieran aprovecharse de ellos.
“Es buenísimo que se explique con un lenguaje fácil. Si tu hermano o tu papá te toca más de lo debido vos inmediatamente ya tenés que estar alerta”, señaló.
También pidió a las doñas no quedarse calladas si sus hijos son víctimas de algún abuso y el responsable sea un familiar.
“Esas cosas por ejemplo muchas veces no le dice al papá porque la mujer de repente dice: ‘Estoy viendo que mi hija es violada o víctima de acoso sexual’. Porque dicen: ‘¿Qué voy a hacer si me voy de la casa? ¿Dónde me voy a ir si le digo esto a las autoridades? Si denuncio a mi marido o a mi hijo, va a ser un quilombo familiar’”, expresó.
Nunca callar
La exmodelo advirtió que un caso de abuso no puede quedar impune solo para evitar un escándalo que divida a la familia.
“Las mujeres acá también quieren guardarse el renombre de la familia y el miedo también al ‘¿qué voy a hacer si denuncio?’”, declaró.
También recordó que hace un tiempo conducía un programa de televisión que le permitía viajar por el interior del país, donde escuchó que muchos casos de abusos sexuales no fueron denunciados.
“Yo caminé y hablé con las mujeres, que están con muchísimo miedo. Hay instituciones, pero muchas veces también son puro discurso”, lamentó.