El folclore nacional está de luto tras la partida del ilustre compositor Flaminio Arzamendia a sus 76 años.
“El rey del purahéi asy”, como se lo conocía popularmente, estuvo internado más de un mes en el hospital de Caacupé a consecuencia de complicaciones por COVID-19 que no logró superar.
Don Flaminio dejó un gran legado para la cultura popular paraguaya, con más de 800 obras registradas en Artistas Paraguayos Asociados (APA), que hoy las cantan numerosos folcloristas.
En contacto con EXTRA su hijo Carlos Arzamendia comentó que hace 15 días falleció su madre, Margarita Rodríguez, por complicaciones del COVID.
“Ellos se internaron juntos, mi mamá falleció hace 15 días, mi papá se fue sin saber que mi madre falleció”, lamentó.
Recaída
Carlos dijo que no estaban preparados para que su padre partiera.
“Él ya estaba bien, no sé qué pasó, estuvo 10 días internado en Caacupé, le llevamos a un sanatorio en Eusebio Ayala donde estuvo 6 días y por cuestiones económicas le trajimos a casa, hace 13 días que estaba en casa con médicos y enfermeras, estaba muy bien, pero le agarró una infección”, señaló.
Sus restos son velados en Mansión Moreno de Caacupé y a las 10:00 será el funeral en el Cementerio Municipal de Caacupé.
Gran pérdida
Óscar Pérez lamentó el deceso de su colega y amigo, diciendo que deja un vacío enorme en la escena musical.
“Fue un famoso compositor, escribía, con La Alegre Formula Nueva hemos grabado varias de sus obras, que sin dudas han sido un gran lucero con nuestras interpretaciones y su partida sin duda que deja un vacío muy grande”, señaló.
Muchas historias
Óscar Pérez comentó que varias de las canciones de don Flaminio eran inspiradas en vivencias suyas cotidianas.
“En varias oportunidades nos ha contado cómo fue para que escribiera ciertos temas, la primera composición que grabamos Ahámantema hemby, él compuso cuando venía de visita a Ypakaraí como amigo, a la casa de una señorita, después había sido la señorita tenía novio y en una oportunidad él llegó y los familiares de la chica lo mandaron a su casa porque estaba con el novio, por eso dice Ahamántema hemby, recordó.
La mayoría de sus canciones eran dedicadas al amor y a las mujeres. “Otra canción que grabamos Arupíguantepa nde, que está en el disco 49, en esa obra él por ejemplo cuenta que le hizo bailar a una señorita muy hermosa en una fiesta en Coronel Oviedo y le comienza a decir a la chica: “Ndéiko ha’e yvoty koatinguaremínte, mba’eichagua jardín che ne’îra ajuhu”, le dijo, con esas palabras compuso esa noche esa canción”, comentó.
Larga trayectoria
Don Flaminio tenía una larguísima y fructífera carrera como compositor y músico, de más de 54 años. A los 23 años escribió su primera obra y desde entonces no paró de componer para su grupo Los Romanceros Nativos y para otros artistas paraguayos.
Con su música recorrió varios países, inclusive llegó a cantar en el Luna Park de Buenos Aires, en el festival Abrazo de Polca y Chamamé.
De la chacra al escenario
Flaminio Arzamendia proviene de una familIa muy humilde, su madre siempre lo apoyó incondicionalmente para que siguiera su sueño de ser un gran artista. De joven se dedicó a la agricultura para ayudar a su familia. En el año 1967, escribió su primera poesía que llamada Aichenjáranga ko che, la cual registró en APA, por consejo de su tío, posteriormente grabó su primer tema musical. Para registrar su obra necesitaba la suma de G. 3.000, un dineral para la época, Flaminio le contó a su madre y ella le entregó el dinero que era para la comida de todo el mes.
Gracias a la ayuda de Néstor Damián Giret, junto al Dúo Pérez- Peralta grabaron la canción. Un día, mientras estaba preparando la cena escuchó por primera vez su música a través de Radio Nacional del Paraguay, corrió a avisarle a su familia que saltaron de emoción, posteriormente recibió su primer pago de APA, G. 7.000, le devolvió el dinero a su madre y por G. 2.500 compró víveres para todo el mes, comentó en una oportunidad “el rey del purahéi asy”.