La rabia y la impotencia se apoderaron de Enrique Ángel Armoa Melida (25), cuando dos motochorros le salieron al paso y a punta de un arma le pidieron que entregue su celular y el dinero que llevaba para depositar, para el cobro de salarios de los funcionarios de la panadería La Negrita, de Lambaré.
Eran las 7:30 del miércoles cuando salió de la empresa con otra compañera para depositar la suma de G. 12.000.000, pero a unos metros de la panadería, dos hombres le salieron al paso. “Cuando se bajó uno de la moto, ya vi el arma, luego vino hacia mí y quedé en shock; pensé en acelerar, pero tenía miedo de que nos disparen, entonces bloqueé la puerta”, contó el joven.
Pero los delincuentes lo amenazaron con el arma y le pidieron abrir las puertas. Él accedió y ahí el delincuente le pidió su celular y se llevó la cartera de su compañera, donde estaba el dinero. “Cuando se estaban escapando me entró una rabia al ver que se llevaban nuestras cosas, aceleré y los atropellé”, relató.
Al chocarlos, el auto tuvo problemas mecánicos.
“Me asusté porque vi que se levantaron y uno vino junto a mí. Intentó disparar, pero la bala no salió, entonces quiso romper el parabrisas con la culata, pero gracias a Dios tampoco pudo”, relató la víctima.
Al escuchar el impacto, los vecinos y unos obreros que trabajan en la empresa salieron y persiguieron a los ladrones. “Por suerte estaba una patrullera cerca y lograron agarrarles”, dijo el joven. Recuperaron el dinero y el celular.
Según la investigación, el “aviso” se dio en Ñemby. “La policía nos preguntó si había empleados de Ñemby, porque ahí avisaron a los motochorros que íbamos a llevar el dinero”, contó.
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