Una mujer de aspecto sereno llegó al local “Peace Alquiler de prendas” y pidió probarse un hermoso vestido verde. La ropa le quedó perfecta. Emocionada porque a la clienta le brillaban los ojos, Claudia Sotelo, propietaria del local, le tomó sus datos y la señorita se fue feliz.
Pero pasaron los días y la desconocida no apareció para devolver la prenda hasta ahora.
Sotelo contó a EXTRA que anduvo detrás de la clienta un tiempo, pero el celular que anotó ya estaba desconectado. Entonces decidió pasar a retirarlo de la casa de la mujer.
Enorme sorpresa se llevaron cuando llegaron a la dirección apuntada: era un cementerio.
“No pude creer hasta dónde llega el ingenio de la gente para escapar de sus cuentas o de sus responsabilidades”, dijo la afectada.
La dueña del negocio la buscó por Facebook y de todas las maneras posibles, pero sus datos no coincidían. “Revisamos el perfil de cientos de personas que figuraban con ese nombre y son otras, tampoco existe el número de cédula”, contó.
Aquella experiencia le costó a la doña mucho dinero ya que el chuchi vestido nunca apreció. “No sé si era una estafadora o un fantasma, lo que sé es que se escondió de su deuda hasta ahora”, lamentó Sotelo.
Debe, pero sí viajó
Pero este es solo uno de los tantos casos insólitos que le pasó desde que emprendió la idea hace 5 años. Días atrás se cansó de pedir a una profesora que le devuelva el zapato que alquiló.
“Salvámena por favor, tengo un evento, el lunes a más tardar te pago” me dijo y le di un combo: vestido y zapato, eso fue un jueves, no pagó”, añadió Claudia.
Tras una semana de insistencia logró que la educadora devolviera la prenda pero se “le olvidó” mandar el calzado.
“Que su loro, que su hija, que su viaje...Excusas”, tiró enojada.
La rabia se apoderó de la emprendedora cuando vio que la maestra estaba vacacionando como si nada, y peor aún, usaba, campante, la sandalia.
“Detrás de mí hay mucha gente a quien perjudica esto, más en esta fecha, ella me bloqueó, me eliminó del Facebook, me desvía las llamadas, por eso la escraché”, agregó.
Reveló que otras personas le contaron que lo mismo les hizo con otros artículos.
“Me volvió a prometer el pago para el lunes, pero no sé el lunes de qué año”, concluyó entre risas.
Peluquera entró en escuelita y ya no fió
Marilyn Vera, una peluquera profesional, decidió no confiar en la misma historia: “Te voy a pagar a fin de mes”.
Una vez la pasó de figuritas cuando cayó en los cuentos de una clienta.
Vera atiende también a domicilio a las que quieren quedar preciosas para algún evento.
“En esa ocasión fui a hacer un trabajo a una señora y no me pagó, desde aquel día no regalo mi servicio, a mí me llevó mucho sacrificio esto, y me gano honestamente mi platita”, contó a EXTRA.
La mujer quedó con el clavo y aprendió que primero se paga y luego se atiende.
Pocos pedidos
Contó que en este mes es complicado ese rubro, ya que la mayoría deja de lado los retoques en el pelo porque se vienen los gastos de la escuela de los chicos.