Llegó de sorpresa y le dio el saludo con la mano a la visera. Así hizo llorar de emoción a su papá la agente lince Laura Rojas.
Por la pandemia y porque se estaba preparando para ser parte de la Unidad Operativa Táctica Motorizada (Grupo Lince), la joven policía de 27 años estuvo seis meses sin encontrarse con su familia.
Este fin de semana por fin pudo ir de visita a Pilar para celebrar el cumpleaños de su mamá, doña Gregoria Segovia.
También quería que su papá la vea por primera vez vistiendo el nuevo uniforme, ya que ella es policía hace cuatro años, pero desde hace un mes le toca velar por la seguridad en dos ruedas.
El señor no se pudo ir a la ceremonia de egreso de su hija, porque un problema de salud le impide hacer viajes muy largos.
“Vine y le entregué mi certificado, el cual me otorgaron por haber culminado el curso, le di en sus manos; la verdad que de las lágrimas no pudimos decirnos muchas cosas”, relató en contacto con EXTRA.
“Le recibimos con una inmensa alegría, con unas ganas de reír, de llorar de la emoción; me enorgullece mucho mi hija, una mujer tan decidida”, dijo por su parte la mamá cumpleañera.
La suboficial Rojas es la primera mujer uniformada de la familia y todos le hacen saber que están orgullosos de ella.
“Cuando supieron que iba a hacer este curso no tomaron de muy buena manera porque tenían miedo por lo que hoy en día ocurre, pero cuando vieron que tenía esas ganas y esa predisposición me apoyaron”, recordó.
Su sobrinita purea por ella, dice que su “tía lince” es su favorita.
Para sus amigos y amigas también fue todo un suceso tenerla de vuelta en la comunidad por un par de días y pasaron a saludarla y felicitarla.
Rojas contó que cuando supo de la convocatoria para la primera camada de linces mujeres, se presentó de una.
Tuvo que dejar la Escuela de Educación Física, donde estaba siguiendo la carrera de licenciatura en Ciencias del Deporte y Entrenamiento Físico Policial.