Era un día cualquiera para el exfutbolista uruguayo Sebastián Morquio. Estaba en la casa con su mamá cuando de repente sucedió algo que le cambiaría la vida.
El expelotero de Huracán terminó siendo arrestado por una travesura de su perro. “Por un arañazo de mi perro me fui preso. Estaba jugando con mi madre y, por tener las uñas largas, le hizo un rasguñón importante en la cara. Cuando salimos a la calle, la vecina nos vio a mí, a mi mamá sangrando y decidió hablar de más. Dijo cosas que no tenía que decir, fui preso y mi madre quedó sola”, dijo a Olé.
Morquio allí se dio cuenta que la cosa era seria. “Recién me cayó la ficha cuando me pusieron las esposas de pies y manos, como en las películas. Ahí me di cuenta de lo que estaba pasando, que mi perro arañó a mi mamá y me fui preso”, agregó.
Un mes entero estuvo en prisión el charrúa y allí pasó muchas cosas feas. Unos 16 días estuvo en una celda de castigo, donde también hacía sus necesidades. Pero le reconocieron como futbolista y ahí se ganó un lugar con los reos. “Me trataron bien, me prestaron calzoncillos, remeras, me dieron de comer”, tiró.
Para completar su desgracia, una persona cercana los traicionó. “Mi mamá me mandaba plata, comida y ropa, pero nunca llegó. La leche no me gusta para nada, pero ahí adentro tomaba leche en polvo como loco”, dijo. “Necesito trabajo porque mi mamá está haciendo diálisis y tengo la mantención de mi hijo”, pidió.