En el diccionario ferretero, “ese coso” es la única palabra que ayuda a los olvidadizos a identificar cualquiera de los más de 3.500 artículos que se encuentran en una ferretería y por ese motivo don Gustavo Brítez le dio ese nombre a su negocio, en Laurelty, Luque (Central).
Cuando empezó en el rubro hace tres años con su primo, se le ocurrió la idea y desde hace dos años tiene su propia ferretería, a la que van de todo tipo de compradores.
Muchos de sus clientes y sobre todo sus clientas, no saben el nombre de los productos, la mayoría de las veces por tener nombres muy difíciles de memorizar por lo que es “todo un tema cuando vienen a pedir”, dice sonriente don Gustavo.
“Se complica mucho más cuando vienen a pedirte ‘el coso que va dentro del ma’ẽrã’. A veces me lleva tiempo encontrar. Uno tiene que ser casi adivino para saber lo que van a buscar”, explica.
Cuenta que, así como hay clientas que no saben de ferretería, cada tanto le cae una ingeniera que pide con nombre y apellido los productos; o alguna “kuña kuimba’e”, como dice el ferretero, que llegó inclusive a discutirle de tanto que sabía.
Con las Facturas
También tuvo problemas con sus distribuidoras, ya que en principio no querían llevarle mercaderías, porque el nombre del negocio era muy poco serio; hasta uno de los contratistas, con quien trabaja, se burlaba de él diciendo que no pondría “Ese coso” en su factura legal.
Gracias a este trabajo, don Gustavo ayuda a mantener a su familia y como muchos negocios, la ferretería la pasó muy mal en estos poco más de dos años de pandemia que recién ahora va mejorando. “Dios siempre ayuda a sus hijos”, remató.
Lista de “cosos”:
1- Canilla.
2- Brazo flexible para cocina.
3- Conexión directa.
4- Gomita para garrafa.
5- Tirador de ropero.