Una alegría tremenda invadió al licenciado Osmar Suárez y a sus compañeros del Hospital Mayor de Parma, Italia, cuando salió de alta el último paciente de COVID-19 del Servicio de Clínica Médica, un abuelito de 82 años.
Los héroes de blanco festejaron bailando en pleno pabellón, con un cartel que indicaba que se cerraba el área especial para casos de coronavirus.
Significa que será de vuelta un servicio clínico “normal”.
“De 800 camas de pacientes con COVID-19 que tenía el hospital, ahora queda un poco más de 150 camas. Eso quiere decir que van disminuyendo los contagiados”, mencionó Suárez, que vive desde hace 15 años en el viejo continente.
“Ahora empieza un nuevo sistema de trabajo, será más duro porque cada paciente se debe someter a estudios de infección antes de ingresar a mi servicio”, comentó.
Él sigue muy de cerca las noticias de Paraguay y le preocupa el aumento de contagios. “Solo les puedo decir que se cuiden, no digan que no les va a agarrar”, ruega.
“Tengo miedo por mis colegas licenciados de Paraguay, porque es muy fácil contagiarse. A cuidarse y rezar”.
Hay 25 allí
Osmar tiene la suerte de trabajar en el mismo lugar que su korasõ jára, la licenciada Diana Brítez, oriunda de San Lorenzo.
Él nació en la compañía Solano Escobar, de Ybytymi, departamento de Paraguarí. Su mami le hace videollamada todos los días para asegurarse de que esté con salud.
En ese hospital hay 25 enfermeros paraguayos.