El chofer de la popular Línea 27 aseguró que lo que menos quieren es trabajar con el colectivo lleno, pero alegó que muchas veces no tienen opción. “En hora pico, cuando llego a una parada por poco no se meten por la ventana. No hacen fila, se empujan, es un desastre. Es como lidiar todos los días con barrabravas”, describió.
Las mujeres son las más caraduras, según el conductor. “Las señoras te mandan a la mierda y se van ya corriendo hasta el fondo. Las señoritas si que le decís algo y ya empieza a grabarte con el celular”, lamentó.
El recorrido que realiza es bastante largo y los pasajeros de cada ciudad tienen una excusa, para incumplir el protocolo.
“Los capiateños te dicen ‘hasta el shopping nomás me voy’, los sanlorenzanos, ‘me bajo en el mercado’, y los asuncenos atropellan sin decir nada” comparó el chofer.
El momento más delicado para los colectiveros es de madrugada, cuando las trabajadoras del mercado esperan el micro con un montón de cajas y bolsones.
“Si les dejo subir con sus cosas, los pasajeros de la siguiente parada tienen que esperar otro micro. Ni los usuarios se animan a decirle nada a la abuela que está peleando por comer”, expresó.
Un conductor de La Aregüeña reveló que los pasajeros tiraron piedra y rompieron el parabrisas del móvil de su compañero, por no alzar a todos. “Somos víctimas de los pasajeros maleducados”, manifestó.
“Los colectivos que abundan son las ‘sardinas’. No le culpo a los choferes, pero las empresas no sacan los suficientes micros, no cumplen con los horarios o no sé cuál es el tema. Yo salgo dos horas más temprano ahora, para ir al laburo. Es muy frustrante”, dice Mirta Acuña, de San Antonio.
El Viceministerio de Transporte recordó que solo pueden ir hasta diez pasajeros parados y en los micros pequeños solo deben viajar sentados.
La multa es de G. 14.500.000 por cada micro en falta. “Los controles molestan, pero vamos a insistir”, dijo el viceministro Pedro Britos.
El Viceministerio y Dinatran han multado a unas 120 empresas de transporte, desde el inicio de la cuarentena, por incumplir el protocolo sanitario anticoronavirus.
Jorge Pineda, de San Lorenzo, también se quejó: “Cansado estoy, al principio denunciaba, pero ahora ya quiero llegar nomás ya a mi trabajo y después a mi casa. Nunca me tocó un control en hora pico. Ahora los micros no ponen más alcohol, los pasajeros se sacan el tapabocas. Hule ya con los protocolos”.