Creció en un hogar para niños donde acostumbraba jugar más con los varones que con las nenas. Su carácter fuerte le permitió siempre ponerse al frente de los grupos e imponer orden.
Un día, su profesor de noveno grado le dijo que ella debía ser árbitra de fútbol. Fue así como Carmen Gómez comenzó a forjar un sueño que hoy es toda una realidad. Gracias a su perseverancia se abrió paso en el difícil mundo del balompié, deporte que por mucho tiempo se creyó era solo para hombres.
“Pisar una cancha para mí es cumplir una meta, muchos sueños. Es olvidar todo lo que venís atravesando para poder llegar a ese partido, a ese día”, expresó Gómez.
Lleva 16 años metida en el mundo del arbitraje y hoy en día Carmen ya forma parte de la Comisión de Árbitros de la APF.
Muy segura de sí misma, la colegiada sostiene que reúne todas las condiciones al igual que un hombre para pitar un encuentro de fútbol.
“Yo sé que el hombre es la imagen siempre dura, es el capitán, es el que manda, es el que da orden y el que está ahí, pero yo como mujer puedo ordenar, puedo mandar, puedo dirigir, puedo enseñar. Yo te puedo decir qué podés y no podés hacer”, aseveró.
Nuevo desafío
En diciembre, Carmen representó a Paraguay en la final de la Copa Libertadores Femenina entre Santos de Brasil y Atlético Huila de Colombia.
En la undécima fecha del Apertura estuvo como cuarta árbitra en el partido entre Capiatá y Luqueño.
Acostumbrada a grandes desafíos, esta vez le tocará ser la jueza principal en el torneo de la Primera B, en el juego donde Colegiales recibirá al 3 de Noviembre este domingo. “No soy ni más ni menos, tengo todo lo que ellos (los varones) tienen, pero en versión femenina”, sentenció.