Un segundo. Eso le bastó a Juan Manuel Salgueiro para transformar en obra de arte una jugada de fútbol. El charrúa resolvió en un mágico flash la tremenda habilitación que le dio William Mendieta quien, tras recibir un pase de Torres, le abrió las puertas del cielo al uruguayo.
Salgueiro recibió de espaldas la asistencia del Willy, paró la pelota con la zurda y, cuando le salió Ignacio Don para achicarle el ángulo de remate, la pelota ya se metía mansamente al fondo de su arco, tras una sutil caricia.
La escena duró un instante y es como para verla una y mil veces. Fue lo más rescatable de la tercera victoria franjeada en la era del Chiqui Arce. Fue una verdadera fiesta para el público olimpero que colmó las gradas del Manuel Ferreira, que se va convirtiendo en un importante aliado para el repunte decano. A Nacional le faltó la puntada final para dar más pelea al dueño de casa.
Con buenos toques en el medio, careció de efectividad en la zona de ataque. Tanto Pérez como Colmán batallaron bastante con los Candia y compañía y, salvo algunas intentonas, el arco de Campestrini no sufrió los apuros que eran una constante en la primera rueda del Apertura.
Por Hugo Barrios