Son muchos los aficionados que piensan que un exjugador profesional, de ilustre carrera, tienda a convertirse en un gran director técnico, con la creencia de que la experiencia adquirida a lo largo de los años tanto en el campo de juego como en el vestuario, se puede transformar en éxito a la hora de armar las tácticas en la pizarra y llevar el brazalete de capitán, pero desde el banquillo.
Otros, sin embargo, sostienen que ambas cosas no van de la mano y son totalmente distintas. La preparación de un entrenador es diferente a la de un jugador, con una labor de observación, planificación y ejecución bien definidos que nada tienen que ver con la “entrega” dentro del campo de juego demostrada durante la etapa como jugador.
En nuestro medio, encontramos el ejemplo de Francisco “Chiqui” Arce, quien como futbolista conquistó títulos internacionales y ahora como entrenador ya lleva tres títulos locales (Una Intermedia). En la otra vereda se encuentra Fernando Jubero, quien nunca jugó profesionalmente y aún así, su desempeño como director técnico es eficiente y su labor es valorada por todos.
De los 12 entrenadores de Primera División, todos salvo Fernando Jubero y Héctor Marecos, tuvieron su paso en el campo de juego como futbolistas. “Para dirigir hoy día no es necesario haber sido jugador, son labores totalmente distintas. Antes no existían las redes sociales, el manejo era más personal; el fútbol dejó de ser un deporte, ya no es un juego colectivo, hasta parece una guerra, meten a la familia, en Europa hasta se matan los hinchas. Con las redes sociales se matan entre todos, los hinchas se manifiestan bastante por esos medios y es más difícil conseguir estabilidad así", señaló el exjugador y hoy día DT de Nacional, Pablo Caballero.
Un poco sí, otro no
Héctor Marecos, DT de General Díaz, tuvo un fugaz paso como futbolista, aunque terminó por involucrarse en otras cosas hasta llegar a ser DT. “Existe cierta ventaja para el exfutbolista, por el tema del vestuario, pero eso no te garantiza nada. El no futbolista se involucra más, se obliga a investigar, estudiando los detalles para ganarse ese nombre que no se consiguió durante la carrera como futbolista. El técnico piensa, analiza todo el tiempo; no todo termina en la práctica y eso lo hace diferente”.