A parte de confirmar su gran amor por Cerro Porteño, Irrazábal no ocultó su deseo de querer volver a Barrio Obrero. “Nunca me peleé con Zapag, como se dijo. Por mí, volvería encantado”, expresó el volante. Antes del juego ante Olimpia, Julio Irrazábal comenzó a levantar la temperatura amenazando con dar una mano a Cerro Porteño, el club de sus amores. “Uso al público rival para motivarme”, dijo en ese entonces y muchos tomaron como una joda la advertencia. Sin embargo, para desgracia del pueblo franjeado, el volante escobero clavó un soberbio gol olímpico que enmudeció el Manuel Ferreira. “El silencio que había en el estadio cuando marqué el gol es algo que no olvidaré jamás”, expresó “Irra” en la 94.3 FM.
“Sabía que no podía fallar por todo lo que dije antes, me motivé, estaba con la sangre en los ojos y por suerte salió todo bien. Son momentos que quedan para la historia, uno de los goles más lindos en mi carrera deportiva”, apuntó en la 780 AM.
No faltó el maletín
Luego de conquistar Para Uno, Julio se refirió a la siempre complicada situación de los maletines. El futbolista reconoció que tumbar a Olimpia significó una buena platita para el plantel, pero no aclaró de dónde vino el incentivo. “No sabemos de dónde vino, pero cobramos un buen premio por ganarle a Olimpia. Fue más del premio normal que solemos cobrar por partidos ganados”, aseguró “Irra” en la 730 AM.
Otro que trató ese tema fue Willian Candia, jugador de Cerro Porteño que está a préstamo en Capiatá. “Sí, hubo un premio importante especial por la victoria, pero tengo entendido que fue del club”, sostuvo Candia.
Volviendo a la gran figura del partido, el popular “Irra” aprovechó la situación para gritar su amor por el Ciclón. “A mi me dolió mucho ver a Cerro perder el clásico y les dije a mis hijos que le iba a marcar a Olimpia para ayudarles. Seguiré siendo hincha de Cerro mientras siga con vida”, remató “Julito”. De esa forma, Irrazábal fue el encargado de que el Decano vuelva a recibir un gol olímpico 30 años después. La última vez había sido en 1985; Éver Almeida recibió el tanto de Carlos Báez (Nacional).