La semana pasada, en la final de ida de la Liga de Itapúa Poty, apareció un hincha del Deportivo Central alentando con un monito disecado en la mano que llamó poderosamente la atención. Upéi dijeron que el monito era un muñeco nomás.
Evidentemente lo primero que se pensó es que se trató de una especie de payé contra el Santa Rosa de Lima que si fue así no resultó porque se impuso por 1 a 0.
El domingo, en la previa del partido de vuelta, la gente del Santa Rosa encontró en su cancha una misteriosa caja de zapatos bien sellada. Primero procedieron a llevarla lejos del campo de juego y luego la abrieron.
Del interior salieron tres gatitos que estaban atados con una cinta a una foto del club en cuestión confirmado que era un trabajo de brujería, o macumba contra ellos. De igual forma lo tomaron relajadamente, entre risas y hasta con la idea de adoptar como mascotas a los michis.
Esto no repercutió en nada durante los 90 minutos porque el equipo al que le mandaron el payé volvió a triunfar y esta vez por goleada, 3 a 0 para alzar la copa de campeón de la liga. Las extrañas maniobras del rival quedaron para la anécdota.