La agradable noche asuncena fue el ambiente que acompañó al interesante duelo entre Cerro Porteño y Libertad, que se disputó con mucha entrega y poca creación, en un terreno mojado que aumentó la velocidad de las acciones.
El Ciclón necesitaba de una victoria para dar alcance a Guaraní. El Repollero, pese a tener la mente en el choque copero del jueves, demostró mucha ambición y a los 3’ tuvo una gran chance para abrir el marcador. El “Demonio” Bareiro se abrió camino y, cuando estaba en las narices de Barreto, el colombiano Tréllez se metió en la jugada y mandó el balón a otro planeta.
Calentito quedó Antonio. Cerro tuvo una ráfaga de inspiración y consiguió generar dos jugadas claras para decretar el primer grito sagrado. En el minuto 23, Muñoz impidió que la acrobática definición de Ortigoza, tras un buen centro de Bonet, terminara en el fondo de su portería.
Tres minutos más tarde, el Ciclón reactivó el peligro en el arco gumarelo. Muñoz extremó recursos para aquietar el ímpetu que llevaba el disparo de Fidencio, tras una excelente jugada colectiva del conjunto azulgrana.
Trámite apático
En el segundo tiempo, el duelo cayó en un pozo. Los entrenadores nunca elevaron la apuesta, siempre priorizaron el orden táctico. La única aproximación ofensiva de Libertad fue a través de un remate del “Torito” González que encontró bien parado a Barreto. La jugada más peligrosa de la complementaria la tuvo el Azulgrana.
Fabbro se inventó un tiro libre y el propio JF17 estrelló el balón en el palo izquierdo del arco liberteño. La paridad final deja a Cerro en la segunda posición. Libertad sigue cuarto, con un partido menos.
Por Carlos Martínez