Tensión y no macana se vivió ayer en el clásico entre el PSG y Marsella, en el fútbol francés.
Uno de los involucrados fue Neymar. El brasileño denunció que Álvaro González, jugador rival, le dijo mono, hijo de p***, negro, entre otras palabras ofensivas.
“Puedes decirme lo que quieras, ¡pero racismo, no!”, repetía una y otra vez el ídolo rapai. El ambiente se calentó y terminó viendo la roja por darle un apysarapo a González. Minutos después del juego, el brasileño siguió la pelea en Twitter. “Lo único que lamento es no haberle dado en la cara a ese bobo”, tuiteó. Mediante un comunicado, el jugador del PSG explicó su reacción y pensó mejor en las consecuencias.
“Soy negro ¿y?”
“Los prejuicios y la intolerancia son inaceptables. Soy negro, hijo de negro, nieto y bisnieto de negro. Estoy orgulloso y no me veo diferente a nadie”, agregó.
Ya con la cabeza fría, dijo que no debió haberlo golpeado, pero que aceptará su castigo. Según las reglas disciplinarias él podría recibir hasta siete partidos de suspensión.
“Espero que los agresores también sean castigados. El racismo existe, pero nosotros tenemos que pararlo, no más, suficiente”, tiró.
De comprobarse los dichos racistas, Álvaro podría ligar, en cambio, 10 partidos de suspensión.
Tras el sarambi, el acusado habría recibido amenazas de muerte y todo por llamadas y wasap, según la prensa de ese país. El club lo respaldó diciendo que él no es así, mientras que el PSG hizo lo mismo con su pelotero. “Nos volveremos a encontrar y será a mi manera, jugando al fútbol ¡Quédate en paz! ¡Más amor por el mundo!”, concluyó el brasileño.