Desde que llegó a barrio Obrero, el portero brasileño Jean Fernandes ha sido un showman bajo los tres palos del arco de Cerro Porteño y ayer nuevamente hizo una de las suyas en medio del partido contra Guaireña.
A los 42', cuando el cotejo todavía estaba empatado sin goles, el arquero controló un tiro bombeado de Cristian Ocampos y, al soltar la pelota al piso, demostró que no solo sabe con las manos. Primero le metió dos picaditas y luego hizo la foquinha (control y picaditas con la cabeza) para después reponer desde el fondo.
Sus lujosos jueguitos rápidamente se volvieron virales en las redes sociales, con elogios por parte de los hinchas azulgranas y comentarios negativos de los demás aficionados, especialmente de los olimpistas que recordaron cuando Derlis González lo dejó por el piso en el superlásico.
Los que realmente se sintieron ofendidos y tomaron mal lo del rapái fueron los villarriqueños porque pareció que se burló en sus narices, según alegaron.
Otras perlitas
A parte de sus picaditas, tiro libres y caño al cuarto árbitro, Jean Paulo protagonizó otros momentos curiosos dentro de las canchas con polémicas de por medio.
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Comenzamos el repaso por el festejo “grosero” en un superclásico en Para Uno que realizó con Matheus, llevando la cabeza de su compatriota hacia su parte baja. Esto le había costado dos partidos de suspensión por una denuncia de Guaraní. En el mismo compromiso quiso callar a los directivos del Decano (no había público por la pandemia) con el gesto del silencio.
En la final de la Supercopa Paraguay 2021 contra Olimpia en el Defensores del Chaco, el guardameta azulgrana hizo el famoso gesto del Vapo-Vapo hacia los hinchas franjeados y Éber Aquino lo echó vía VAR antes del pitazo inicial.
En el clásico copero de este año en Sajonia se tomó con un pasapelotas de la O porque creyó que le robó su rosario. Al final lo recuperó y al equivocarse de persona le pidió disculpas al mita’i.
Lo último también fue en un duelo contra el clásico rival disputado en la sexta fecha del actual torneo Clausura. A lo Mono Tavarelli le sacó la lengua en el Bosque a los aficionados olimpistas.
