El máximo coliseo deportivo del país se tiñó de azulgrana y presentó un marco espectacular para el juego de ida entre Cerro Porteño y Boca Juniors. En lugar de contagiarse, los futbolistas azulgranas se mostraron muy nerviosos, quizás hasta con miedo escénico. A los 28’, Tévez enmudeció a los locales con un testazo. Cerro Porteño jamás despertó con el golpe, siguió frío, desequilibrado, sin reacción. Una tijera de Beltrán fue la única insinuación en la primera parte.
Loco y atrevido
Cecilio estuvo fenomenal, fue uno de los pocos que se enteró de la importancia del juego, que se tornó interesante gracias a sus diabluras. Orión tapó un penal de Leal a los 55’ y rápidamente llegó el segundo de Boca a través de Lodeiro. A partir de ahí ya fue descontar o ser goleado. Para fortuna del Ciclón, Cecilio fabricó otro penal y esta vez, el mismo se encargó de decorar el resultado final con una de sus locuras.