Neymar y Ángel Di María pelean por la posesión del balón en el Monumental de Núñez. El “Fideo” estuvo más participativo, pero el brasileño despertó en la segunda mitad del encuentro. La Albiceleste está en los últimos lugares de la tabla. La realidad estuvo a la altura de las expectativas en el clásico sudamericano. El Monumental de Núñez vistió sus mejores galas para apoyar a la necesitada selección de Gerardo Martino en el juego que nadie quería perder, ante el acérrimo rival del continente. A Dunga se le fue la mano a la hora de tomar recaudos y Argentina se aprovechó de la floja propuesta de la visita.
Luego de mucho martillar, la Albiceleste asestó el primer golpe. A los 33 minutos, Ángel Di María metió un pase a profundidad hacia Gonzalo Higuaín. El “Pipita” se acomodó, esperó y puso el balón en el corazón del área rival para que Ezequiel Lavezzi arremetiera como un toro y se aprovechara de la apatía de Alves para desatar el primer grito sagrado de la noche en Buenos Aires.
En la segunda mitad del compromiso, el ingreso de Douglas Costa coincidió con el repunte futbolístico de los visitantes. Y eso que la Albiceleste estuvo muy cerca del segundo tanto cuando Banega estrelló un zurdazo en el poste de Alisson.
A los 58’, Neymar cambió de frente, Alves la bajó como con la mano, aguantó y sacó un centro de tres dedos. De arremetida, Douglas Costa estrelló el balón en el travesaño y del rebote, Lucas Lima sacó un zurdazo que venció la floja resistencia del “Chiquito” Romero. Enmudeció el Monumental.
Los minutos finales fueron electrizantes, de ida y vuelta. Brasil terminó replegado tras la expulsión de David Luiz y Argentina buscando a los tumbos, pero el empate ya fue inevitable. En la próxima fecha, los albicelestes visitan a Colombia y Brasil recibe a Perú.