Por Carlos Martínez
La garra guaraní, que engloba humildad, sacrificio y un amor propio bárbaro, fue el protagonista principal en el coliseo de la Selección Paraguaya; el Defensores del Chaco, que fue una caldera. El pitazo inicial del árbitro soltó a una manada de leones guaraníes que presionaron en campo rival e hicieron sentir el rigor al vigente Bicampeón de América.
A los 5’, Óscar Romero recibió el balón de Moreira y dibujó un misil que le rompió el arco a Toselli, portero trasandino. El Melli apretó el botón y con la zurda prendió fuego a la caprichosa. La segunda estocada llegó desde un córner.
Ayala tiró el centro para que Santander y Da Silva cumplan con la infalible regla: “dos cabezazos en el área es gol”. Federico bajó el balón hacia el medio y Paulo se vistió de goleador a los 8’. Mejor comienzo imposible. Pero, a los 35’ llegó el descuento de la visita y apareció el sufrimiento. Arturo Vidal peinó un balón y dejó sin chances a Diego Barreto.
Garra y personalidad
No obstante, apenas se movió el complemento, Paraguay avisó que el carácter no se negocia. Un bombazo de Romerito a los 48’ encontró la oportuna estirada de Toselli. Segundos después, Lezcano la picó y el balón murió sobre el techo del arco rival.
El enorme esfuerzo sirvió para un gran triunfo albirrojo en el estreno del DT Francisco Arce.