“Me parece tan normal viajar en el micro en medio de tantos borrachos los fines de semana. Trabajo en un supermercado y salgo a las 21:00. Ya pasé muchos momentos malos durante mis viajes”, relató Laura. La joven trabajadora comentó que la noche del sábado se subió a un colectivo de la empresa San Lorenzo, se sentó a mitad del micro, como hace siempre para sentirse un poco más segura. Estaba tan cansada que se durmió. Poco después, sintió que se sentó a su lado un señor. El hombre estaba tan borracho que ya no tenía ni fuerzas para sostenerse.
“Me decía cosas que no entendía, porque más que hablar babeaba. Cada vez se acercaba más a mí. Quería salir de ahí pero el micro estaba tan lleno que ya no había lugar ni para pararse, además no quería desaprovechar la suerte que tuve en conseguir un asiento libre”, expresó Laura.
“Volví a dormirme, creyendo que el señor se calmaría y dejaría de molestarme. Un rato después sentí que me tocó la pierna, me dio tanta rabia que le empujé con mucha fuerza. Los demás pasajeros no se dieron cuenta de lo que pasó pero todos me miraron”, contó indignada, la mujer.