“Tengo una hija que no es de mi marido. Yo me embaracé joven. El muchacho era mi novio, pero cuando supo de mi embarazo se borró. Un amigo me dio consuelo. Ese es mi marido ahora. Pasaron 7 años y mi hija empieza a preguntar si es cierto que él no es su papá. Mi marido está molesto, distante desde entonces. No sé cómo manejar la situación”.
Si bien es cierto que el amigo que le dio consuelo se convirtió en su marido, no es el padre biológico de la hija.
Se entiende que él fue quien ejerció el rol del padre y por lo tanto es probable que espere ser considerado así y escuchar que digan que no es su padre, puede causar un sufrimiento y o dolor en la persona por varios motivos.
En este tipo de casos es importante siempre el diálogo en la pareja para poder planificar cuando y a qué edad se podría dar esa información a los hijos. Ya que, a parte de representar un dolor para quien ejerce el rol de padre, también podría tener consecuencias emocionales para los hijos.
Esta situación también hace recordar mucho el dilema moral de ¿quién es más padre? ¿El que engendra o el que cría a los hijos? Si bien, la carga genética es algo a tener en cuenta en los hijos, no debemos olvidar que la otra parte, en la formación de la personalidad como el carácter, es algo que se va moldeando de acuerdo a la crianza que le dan los padres a sus hijos y que muchas veces cuando se habla de padres no basta con considerar quien tiene la misma sangre, sino también quien estuvo ahí para cubrir esas necesidades básicas de protección, salud y amor que necesitamos durante el ciclo evolutivo.
Sería bueno fomentar la comunicación asertiva en este caso para que el marido pueda transmitir la razón exacta de su molestia, expresar sus emociones y juntos como pareja llegar a un acuerdo sobre cómo podrán contestar a esa duda que tiene ahora su hija.
