Varias veces la venta de bollos, medialunas y pastafrolas caseras fue de gran ayuda para Zulema Calpe, conocida yuyera de Encarnación.
Pero lo que era una actividad ocasional se convirtió en el gran sueño por el que la trabajadora de 45 años está apostando todo su esfuerzo.
Ella lleva más de 20 años en la venta de remedios refrescantes, anteriormente en el barrio San Pedro y por ahora en los alrededores de la municipalidad. Con su trabajo pudo sacar adelante a sus siete hijos, de los cuales cuatro viven con ella.
Durante la pandemia le invitaron a capacitarse en panadería y confitería en el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y ella aceptó la oportunidad.
Al tener más conocimientos y técnicas nuevas, empezó a hacer panificados de todo tipo y tiene bastantes pedidos. A la mañana está en su puesto de tereré y pasa las tardes a full en su cocina. Sus hijas adolescentes le ayudan con la entrega de pedidos.
“Ya en el verano pasado empecé, vendíamos muchísimo los panes, panes rellenos, panes espiga, integrales, coquitos, coquitos con queso, con orégano, que son livianitos”, comentó. En invierno tienen más salida las cosas dulces y para los días de más frío prepara chipa so’o y chipa kavure.
“Los vecinos me ayudan mucho porque están constantemente comprando”, manifestó.
El dinero que genera a la mañana y a la tarde lo está invirtiendo en el sueño de la panadería propia y hace dos semanas ya pudo comprarse un horno nuevo. Su próxima meta es construir una linda y amplia mesada en la cual producir con más comodidad.
Ahora está gestionando el registro de su negocio, al que nombró La Victoria: “Deseo ponerle ese nombre porque para mí es una victoria, porque es larga mi historia y es una cosa que logré sola, yo soy madre soltera”, finalizó doña Zulema.