Osmar y su amigo Carlos Vaesken (21) estacionaron la moto frente a un local comercial de Sajonia, Asunción, a las 8:30 de la mañana cuando, de la nada, aparecieron los uniformados en cinco biciclos y los rodearon para interrogarlos de forma no muy amistosa.
Mientras los revisaban, uno de los agentes abrió las piernas de Osmar y empezó a registrar cada parte de su cuerpo, luego le tomó de las manos y se las puso contra la nuca. El procedimiento fue realizado ante la atenta mirada de sus camaradas, a Vaesken le hicieron lo mismo.
El actuar de los efectivos quedó registrado por cámaras del circuito cerrado del lugar y se puede ver cómo los chicos fueron acorralados, como si fueran delincuentes peligrosos.
“Pensaron que era traficante de drogas, pero yo les dije que lo único que trafico son rimas musicales”, relató Osmar, quien también es cantante y compositor. El joven destacó el trabajo de los uniformados, pero criticó que en todo momento le decían: “Ekirirî” (callate), sin explicarle por qué estaban actuando de esa manera con ellos.
“Mientras me revisaban hasta la conciencia, le preguntaron a mi socio, ‘¿Peê piko pepita marihuana? (¿ustedes fuman marihuana?)’, mientras buscaban drogas en la motocicleta”. Osmar mencionó que no es ningún ladrón y que, gracias a las enseñanzas de su madre, es un chico de bien.
EXTRA se comunicó telefónicamente con el comisario Venancio Benítez, responsable de la agrupación policial, para tratar de contar con una versión oficial sobre el incidente, pero no atendió nuestras llamadas.